el arengario

Olga / Guerrero / Chamero

Hermandades del siglo XXI

EN este siglo XXI las hermandades han de ser capaces de ser conscientes del contexto cultural, social y económico en el que se mueven, reconocer sus debilidades y carencias y aprovechar las potencialidades que su entorno le ofrece.

Son agrupaciones de carácter religioso que a sabiendas del grado de laicismo que la sociedad actual ostenta, y de la negativa visión que parte de la misma posee de ellas, con mas ahínco potencia la labor de apostolado en sus feligresías y de formación entre sus hermanos, llegando incluso a no poner 'fronteras' a estas actividades que se encuentran abiertas a toda la población.

Ejemplos cercanos tenemos en hermandades que abren su labor de formación a todas aquellas personas que estén interesadas; y quizás no es ese el punto más interesante, sino la adaptación de las actividades y cursos a una metodología pedagógica adaptada a cada grupo de edad, con unos planteamientos previos y objetivos a cubrir bien sopesados, con temáticas que cubre el propio conocimiento de la hermandad, de la cofradía, de la liturgia, los preceptos de la iglesia…

Otro aspecto importantes de estas hermandades, es la labor de caridad que realizan, sobrepasa la labor social que conocemos y buscan nuevas fórmulas con las que llenar las grandes carencias que la sociedad actual tiene. Capaces de detectar los problemas actuales más acuciantes y no solucionados en el grado que todos desearíamos por otras entidades, buscan alternativas para ayudar al prójimo más allá de la organización de eventos o de la recogida de alimentos o enseres. Son capaces de aprovechar su patrimonio material y humano para dar un pasito más hacia delante, recogen y potencian la labor en la que cada hermano en la medida de sus posibilidades aporta un granito de arena a esta tarea tan importante. Aprovechan sus propios recursos para ayudar tanto a su entorno más cercano, como a todo aquel que se lo solicita o llegar a las poblaciones muy lejanas fuera de nuestras fronteras donde la ayuda es tan necesaria.

Otro de los rasgos destacados de estas hermandades es su organigrama, a semejanza de otras organizaciones e incluso empresas del siglo XXI, crean grupos independientes de trabajo concatenados entre sí, con un sistema de organización de recursos, planning de actividades, incluida la recaudación de fondos para un objetivo concreto adecuado a cada grupo, que son puestos en común y aprobados por el total del colectivo para optimizar tiempos y esfuerzos.

Es el propio funcionamiento de estas hermandades, su dinamismo, su cohesión, la existencia de juntas de gobierno con una mentalidad abierta, que acepta las propuestas de los jóvenes y recoge la sabiduría de los mayores, lo que hace que se retroalimente y nunca decaiga el potencial de la misma.

Es como creo yo, que deben de funcionar las hermandades en el siglo XXI, si de verdad quieren aportar algo a la sociedad en la que habitan. Ejemplo a seguir la Hermandad de la Sagrada Cena.

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