En estos tiempos de permanente mercadotecnia electoral, donde las decisiones se toman en función de las tendencias que marcan los "tezanos" de turno, nos encontramos que los informadores van aparcando los criterios éticos que imponen la constatación de las noticias que les llegan, la fiabilidad de las fuentes de procedencia de esas noticias y el ejercicio de responsabilidad de su difusión o no, antes que dejarse llevar por los índices de audiencia o el servilismo ante el poderoso de turno.

Pues bien, estas formas de actuación son las que facilitan la instalación del "paripé" en la vida pública en general y política, en particular donde junto a los eufemismos lingüísticos y el postureo, consolidan el paripé como herramienta de engaño que ayude a modificar las tendencias demoscópicas y más cuando se percibe que son desfavorables al interesado.

El paripé, se sustenta en la apariencia de estar haciendo o fingiendo algo con el objetivo de conseguir lo que se pretende, ni más ni menos que engañar a la teórica audiencia si, además, se acompaña de la opinión publicada, las posibilidades de que el fin marcado se cumpla serán muy altas. En definitiva, en la vida de hoy, manda la propaganda con "ley del embudo" aplicada, sea en contra de la vida, a favor de la muerte o cambiando el término "histórica" por "democrática" con lo que el mensaje lanzado es que lo democrático y progresista es lo que yo planteo incluso haciendo oposición a la Oposición por oponerse y apelando a la unidad, confundida con servidumbre, diálogo con cesión… y remar en la misma dirección aunque el del timón confunda el rumbo y lo vaya cambiando continuamente por negación presente de lo que era válido días antes, por plagiar lo que criticaba como erróneo en los planteamientos de los adversarios o por la falta de cohesión entre su propia tripulación sobre la deriva a seguir para no acabar naufragando y arrastrarnos a todos.

Por eso, el paripé se impone. Sea con homilías televisivas interminables de bajo contenido, pero alta escenificación; preguntas seleccionadas y dirigidas para respuestas preconcebidas; cogobernanza difundida como método de gestión, exaltación máxima del paripé, al no haber ningún sustento legal específico, solo el BOE y la reserva personal de las buenas noticias -medalla de oro en vacunación se autoproclama- pero que ejecutan y organizan las CCAA, a pesar de los problemas de suministros de las vacunas… Eso, sí. Conferencia de Presidentes "multinivel", donde los socios compran su presencia y otros la excusan apelando a la bilateralidad. Pero no se preocupen, hay mucho Gürtel y Kitchen para las cabeceras de los informativos y nada de las desproporcionadas estructuras paralelas habilitadas durante 37 años en Andalucía y cuyas auditorías solo las ha superado uno de los 54 entes auditados. Esto es real, no un paripé.

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