En estos días en los que cada vez se agudiza más el tufillo de convocatoria electoral, condicionado casi en exclusividad por las informaciones demoscópicas que no suelen ir más allá de la valoración de tendencias de opinión, comenzamos a ver como determinadas decisiones políticas son casi todo un anuncio del evento en nuestra Andalucía. Solamente el conflicto interno del partido gobernante es un lastre relativo a la hora de decidir la convocatoria. La política nacional y, sobre todo, la intención de no coincidir, por parte de Susana Díaz, es la definitiva incógnita a desvelar.

Dicho esto, me referiré a un dato relacionado con mi profesión. Es evidente que la oferta de contratación de 1.500 médicos de Atención Primaria ha coincidido con la movilización de los profesionales malagueños de esa área, la polémica con la presidencia del Colegio de Médicos de esa ciudad y los apoyos de Sevilla, Granada, Huelva… y el Sindicato Médico Andaluz, es altamente curioso. Hay que recalcar que los citados profesionales son elementos básicos y fundamentales para una población creciente en edad y en cronicidad de sus patologías. Mientras tanto, un iluminado del sistema sale diciendo que los médicos andaluces están "bien pagados" -seguro que peor que él- y que en su hospital está elaborando medidas para que aparezcan las habitaciones de tres camas. ¿Recuerdan la oferta del señor Chaves de habitaciones individuales? ¿A que no? Naturalmente, eso pertenece ya a la época cuaternaria de nuestra autonomía.

Este, es simplemente un ejemplo del modelo gerencial sanitario que tenemos desde hace más de treinta años. Pues miren, señores gerentes -sálvese quien pueda- tuve la oportunidad de dar una conferencia en Córdoba, ante muchos compañeros de especialidad, que titulé: No, sin nosotros. Pues bien, este, ha de ser el punto de partida para una mejora de la prestación sanitaria en cualquiera que sea el nivel de asistencia, la escucha de las profesiones sanitarias. Les daré una pista: no hay una herramienta más eficiente -¡cómo les gusta esa palabra!- en el ámbito asistencial que el "Rigor Clínico", fundamentado en la evidencia científica, las indicaciones aprobadas y la propia experiencia. Ello, orienta a la protocolización, elaboración de guías clínicas… lo que disminuye la variabilidad en la práctica y orienta al ejercicio cotidiano del principio ético de ofertar al paciente, siempre, aquello que más beneficio producirá frente a su patología. He citado la ética, ya hablaremos de lo que llamo "trípode ético", sustentador del sistema, formado por los profesionales, gestores y pacientes con su entorno. Ya dije bastante por hoy, sé por experiencia propia que este debate les incomoda, pero creo llegado el momento, aunque no me prodigue en los temas profesionales.

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