Hace un par de semanas, durante la conversación en una tertulia, hubo quien utilizó el término "galimatías". Coloquialmente, galimatías viene a ser, desorden, confusión de ideas, impropiedad o incomprensión del lenguaje o las frases, embrollo, enredo… y que yo, quizás, apropiándome, metafóricamente, del lenguaje, la situación y la evidencia de la gestión político - social o sanitaria-económica, me atrevería a resumirlo en cogobernanza, una especie de emboscada lingüística en la que monopolizo ventajas y éxitos, pero socializo responsabilidades, errores y fracasos.

Porque resulta complicado negar la incertidumbre, y las incoherencias de gestión en una situación no solo excepcional sino de alarma, en la que al Gobierno le ocupa y preocupa la oferta de maquillaje para sus comparecencias públicas, al tiempo que hacer valer su criterio frente a la súplica de los sanitarios y expertos - estos de verdad - para endurecer las medidas antipandemia o ante las peticiones de los ¿socios de gobernanza? ya que es el Ministro- Candidato quien lo dictamina. En qué se fundamenta tal actitud. ¿No quedamos, en la ensoñación victoriosa frente al virus, que el confinamiento total ordenado e impuesto, había salvado 450000 vidas? ¿No demonizaron a la Comunidad de Madrid cuando defendía el equilibrio sanitario-económico? ¿En qué quedamos para no caer en el galimatías?

Creo que deberíamos saber por qué la ideología se impone al criterio de urgencia que es vacunar a muchos en el menor tiempo posible o es que hay dudas, como parece, respecto a los suministros - incluidas las jeringuillas - y, sin embargo, la picaresca, influencias, enchufes… cuando no, prevaricación ha hecho que algunos que deberían ser ejemplo de ética, rigor y solidaridad, han aprovechado su posición política par saltarse el turno vacunador con justificaciones vergonzantes, por esperpénticas. Pues casi tan grave es esto como no movilizar todos los recursos, públicos, privados y militares, a disposición del objetivo vacunador porque de no hacerlo, hablar de urgencias es caer en el consabido galimatías. Como lo es la confrontación con el CGPJ, sin escuchar a este como obliga, sin ser mentira, la UE. También, la presunción de sacrificio progresista y democrático del que se hace ostentación permanente, pero hacemos una purga en el Consejo de Transparencia por sus demandas de aclaraciones de gastos… no pasará nada pues siempre quedará el masterchef demoscópico Tezanos para encumbrar al incompetente Ministro-Candidato

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