'Frankenstein' en Navarra

Tras la ayuda de Bildu, al PSOE ni siquiera le queda la excusa de parar a Vox, que no está en ese Parlamento

Cuando se pide que el PP y Ciudadanos faciliten la investidura de Pedro Sánchez, se olvida lo principal: ya es imposible por lo ocurrido en Navarra. Esa comunidad foral es objeto de discordia entre los constitucionalistas y el nacionalismo e independentismo vasco. El PSOE podía elegir: permitir un Gobierno de UPN, PP y Ciudadanos, o gobernar con la ultraizquierda y los nacionalistas vascos, además de contar con la ayuda de los proetarras de Bildu, que les dieron las abstenciones necesarias. Han elegido a Frankenstein, y han rechazado la moderación constitucional. Al PSOE ni siquiera le queda la excusa de decir que así paran a Vox, que no está en ese Parlamento. Si hubieran permitido el gobierno de Navarra Suma, estarían legitimados para reclamar lo mismo al PP y a Ciudadanos en España. Pero Pedro Sánchez se comporta como un truhán, que practica lo contrario de lo que pide.

Para entender mejor lo sucedido en Navarra se deben valorar los resultados. Allí, a diferencia del resto de España, PP y Ciudadanos pactaron unirse en Navarra Suma, una sola lista, junto a UPN, formación con la que los populares se vinculan habitualmente. Navarra Suma ganó las elecciones con 20 escaños, seguidos por el PSN-PSOE con 11, Geroa Bai (afín a los nacionalistas vascos) con 9, EH Bildu con 7, Podemos con 2, e Izquierda-Ezkerra con 1. Se suponía que el PSOE permitiría gobernar a Navarra Suma. Sin embargo, la candidata socialista, María Chivite, contó con el beneplácito de Pedro Sánchez para proceder a lo que el recordado Alfredo Pérez Rubalcaba denominó como Pacto Frankenstein. Es decir, buscar el apoyo de la ultraizquierda podemita, el nacionalismo y el separatismo. Para ello necesitaba que cinco de los siete diputados proetarras de Bildu se abstuvieran en la segunda votación. Y esa ha sido la hoja de ruta: perdió la primera y ganó la segunda con la ayuda de Bildu, que estos días colabora en los homenajes a los etarras que han salido de la cárcel.

Buscarse esos amigos revela hasta dónde están dispuestos a llegar algunos políticos del PSOE sanchista con tal de acaparar el poder. En Navarra, donde había gobernado Geroa Bai, había una oportunidad para recuperar la normalización constitucional, que se ha frustrado por la ambición de María Chivite y los intereses personales de Pedro Sánchez. Por eso, pedir la colaboración de PP y Ciudadanos para gobernar en España suena a mentira. Ya se ha visto su verdadero talante en el pacto de Navarra.

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