Se acerca una fiesta grande que abre las puertas de un periodo religioso y litúrgico que nos llevará a la sentida y querida tradición de la Navidad. El día 8 de diciembre, la luz mariana de nuestras devociones, se llena de alegría en la celebración en honor de la Inmaculada Concepción. Día grande de fiesta patronal para la diócesis de Huelva, ya que en 1954, en la voluntad del fuera nuestro querido y recordado obispo don Pedro Cantero Cuadrado, era la Inmaculada declarada Patrona de la recién nacida diócesis onubense.

En la memoria queda la fecha de aquel año en que una magna procesión con las imágenes de vírgenes patronales de todos los pueblos de la provincia recorrían las calles de Huelva, en horas en que la lluvia bendecía nuestros campos. Un día inolvidable especialmente para quienes vivimos y fuimos parte de aquella espectacular organización llena de devoción mariana.

Muchos se preguntarán de cuándo data esta celebración de la Inmaculada, y es bueno recordarlo en estos días en que la nueva ley de Educación de la ministra Celaá aplasta tantos sentimientos religiosos, que priva de ellos particularmente a los niños. Fue en el año 1585 cuando en la Guerra de los Ochenta Años los Tercios de Flandes se vieron en trance de gran peligro y la invocación a la Inmaculada los salvó.

Pero no fue hasta trescientos años después en que la bula del Papa, en 1854, declarara el dogma de la Inmaculada Concepción de María y después en 1892 a petición del inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra, la Reina María Cristina de Habsburgo, declarase a la Inmaculada Concepción Patrona de la Infantería.

Siempre para los españoles esta celebración ha sido grande en nuestros anales anuales. Hoy, tristemente, las ideologías reinantes tienden a minusvalorar las tradiciones españolas que durante siglos mantuvieron un espíritu lleno de fe, tradición y religiosidad.

En Huelva, durante mucho tiempo, el Regimiento de Infantería de Granada 34 era el estandarte de esta fiesta que se exaltaba con toda la brillantez militar en honor de su Patrona y diversos actos sociales que unía al pueblo onubense con su Ejército de Tierra.

La Inmaculada Concepción de siglos recibió la mayor devoción de Huelva, levantando un templo, uno de los primeros del mundo, en honor de la Virgen, con esta advocación, que es orgullo de la ciudad.

También la demostración del pueblo levantó un Triunfo monumental en la plaza de la Merced, que duró hasta la guerra de la Independencia. Hoy, el amor onubense a la Inmaculada queda reflejado en un bellísimo monumento en la calle del Puerto, que jóvenes onubenses levantaron y donde los universitarios, siguiendo la tradición, canta en esa Tuna que reza en sus canciones lo mejor del alma de esta tierra.

Que la Inmaculada, nos ayude en esta pandemia que asola cuerpos y espíritus y nos salve de estos terribles días. ¡Ave María!

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