Dios te salve luna llena!, porque son celestiales tus reflejos, porque eres aurora en la noche y altar de nuestros consuelos.

¡Ave María de la Cinta! Estrella y faro de amor de los choqueros!

Antorcha que ilumina nuestras vidas. Refugio de nuestras penas. Calma de nuestras inquietudes. Sublime bálsamo para el dolor.

Virgen bonita del Conquero, llena de Salves con aromas de marismas y de colores malvas al atardecer, cuando la brisa del Odiel se hace horizonte sobre las aguas.

Huelva, te abraza en su Amor. Septiembre es cautivo de Tu luz, de tus ríos que sueñan con tu cinta azul y blanca nacida de olas y de cielo.

Hoy te llevamos por nuestras calles de siempre, sin prisas, con éxtasis. El tiempo no existe para recrearnos en tu rostro de Madre.

Huelva te abraza mientras los campanilleros te cantan haciendo corazón de sus sones.

Mañana, la Merced será toda una fiesta grande para llevarte a tu casa, a ese Santuario, nuestro refugio de todo el año para estar contigo, para hablarte, rezarte, llorar en la emoción de nuestro cariño y venerarte como la más hermosa mujer de los cielos, junto a tu Hijo.

La historia se escribe cada año cuando por la Vega Larga, por Las Colonias, una muchedumbre te acompaña entre rezos y cantares que en el Humilladero es corona de devoción onubense.

¡Virgen de la Cinta no nos abandones! Ayúdanos en nuestras caídas. Levántanos con tu mirada de Madre. Asístenos en la misericordia de tu Hijo.

Dale fuerzas a tu Hermandad que te cuida con mimo, que te asiste durante todo el año, que vela por tu Santuario, que extiende tu devoción, que se mantiene fiel a esa tradición secular de esta Huelva que siempre estará contigo.

Defiéndenos de nuestros enemigos y enséñanos a perdonar.

¡Virgen de la Cinta, Patrona de Huelva, vela por esta ciudad que es Cuna de Amor para tu devoción!

No olvides a los que sufren, a los que siempre fueron tus defensores en la devoción por tu nombre.

Hoy nos sentimos más de nuestra tierra que nunca, porque hoy Tú estás con nosotros en ese abrazo de una Huelva que es un altar eterno para tu devoción por los siglos.

Tu Cinta es nuestra ancla de salvación. Amén.

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