Falta una cara de Huelva

Paco Gil, en 'Las Caras de Huelva', capta el alma de algunos onubenses de nación o de adopción

Para enviar el original de este artículo a la redacción de Huelva Información, tal vez debía suprimir su nombre en la dirección, pero no lo voy a hacer; es difícil hacerse a la idea de que Ana Vives ya no está al frente del diario, ni con su familia, ni entre su gente de Huelva. Estuvo hace justamente una semana en el Centro Cultural José Luis García-Palacios con motivo de la inauguración de Las caras de Huelva, una galería de magníficos retratos -entre ellos el suyo- creada por Paco Gil con cincuenta de las casi doscientas personas entrevistadas por Diego Lopa para el programa homónimo de Huelva Televisión. Al dejar la sala, la vi en la terraza de la Cantina Artero, me acerqué a su silla de ruedas y crucé con ella unas palabras de saludo y afecto, recibiendo el regalo de su acogedora sonrisa. En la despedida, el "¡Cuídate mucho!" que se ha convertido en habitual en los tiempos de pandemia.

Yo tenía planeado escribir aquí hoy sobre esta exposición, hablar de que la circunstancia de que estén presentes en ella apenas uno de cada diez mil habitantes de esta provincia o uno de cada tres mil de la capital, es como un azar, un hecho aleatorio que puede halagar esa vanidad que en mayor o menor medida suele acompañarnos. Pero lo cierto es que las figuras que miran desde sus marcos a los visitantes son solo una pequeña muestra, subjetiva pero que pretende ser representativa, de quienes viven en Huelva y que, cada uno a su modo, sienten a Huelva. Y son ellos los que, entre todos, dibujan la imagen real de este lugar, la cara auténtica y múltiple de Huelva. Esa es la huella que queda en la mente y el corazón de los que nos visitan. De igual manera que, cuando salimos de nuestro lugar, los recuerdos más duraderos corresponden a los lazos humanos gratos que establecimos en el viaje.

Diego sabe casi todo de los rincones de Huelva. Con las aportaciones cómplices de sus invitados, hace más de diez años que cuenta la historia de sus gentes y de su caserío. Ahora Paco Gil, con su arte generoso, capta en blanco y negro el alma de algunos onubenses de nación o de adopción -como Ana o como yo mismo-, buscando el reflejo de la dimensión humana de la ciudad y, por extensión, de la provincia. Ana Vives, a la que vamos a extrañar, nos va a mostrar desde otra dimensión los mejores modos de conocer, amar y ganar el respeto para Huelva. Como si fuera otra de sus crónicas magistrales.

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