He visto con la más notable complacencia y el gozo conmovido la miniserie italiana, Exterior noche (2022). Estaba interesado por su director, Marco Bellocchio. Una sorpresa porque no esperaba que a sus 83 años conservara el vigor narrativo y la fuerza expresiva de las imágenes, como nos sorprendió en su rompedora "I pugni in tasca" hace ya casi 60 años. Nos devuelve el realizador a ese cine político, tantas veces comprometido y en ocasiones militante, que cultivaban directores de indiscutible talento como Pier Paolo Pasolini, Dino Risi, Francesco Rosi, Giuliano Montaldo, Carlo Lizzani, Bernardo Bertolucci… Una cinematografía ideológica, valiente, rupturista e innovadora, un discurso crítico sobre el hombre en la controvertida realidad de su tiempo. Una fragante transición fílmica cuyas alegorías logran el tono propio de las ideas enunciadas.

Con esa lucidez con un notable ahorro de medios pero con un despliegue admirable del dominio de la cámara, del pulso narrativo y lucidez en la articulación del relato realmente vigorosa, Marco Bellocchio, emprende la narración de un suceso que estremeció a la opinión pública italiana y mundial: el secuestro del presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro. Una situación trágica para Italia. El primer gobierno respaldado por un partido comunista en la historia del país está a punto de llegar al poder. Aldo Moro, principal partidario de este acuerdo, el mismo día de la ceremonia de investidura, 6 de marzo de 1978, es secuestrado en una emboscada. Cincuenta y cinco días durará su retención. Culminará con su cadáver hallado en el maletero de un coche, tras infructuosas negociaciones, promesas, fracasos, gestiones y actos criminales.

A Marco Bellocchio no le tiembla el pulso para radiografiar cinematográficamente los hechos cuyas secuencias a veces adquieren rasgos documentales, por su realismo y por la tensión que crean en el espectador, abundando los perfiles íntimos que hacen tangiblemente humanos a los personajes. Los más tiernos y los más despiadados, los de la facción terrorista "Brigadas rojas" (Brigatte Rosse), de extrema izquierda, marxista leninista, empeñada y fanatizada ideológicamente en absorber al proletariado hacia su posición insurreccional. En su frente de acción revolucionaria su objetivo era atacar al corazón del Estado, su golpe definitivo fue el secuestro y asesinato de Aldo Moro, en uno de los más convulsos sucesos de la vida italiana. El realizador, recapitulando su obra fílmica, humaniza los personajes, encarna sus relieves dramáticos y sin renunciar a la acritud narrativa del pasado, profundiza más directamente en el ámbito personal.

Resulta dolorosamente fácil para los espectadores españoles recordar los tiempos en que los desalmados sanguinarios etarras secuestraban y asesinaban a cientos de españoles en un absoluto desprecio por la vida, en una muestra ignominiosa de la crueldad humana.

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