Tú eres Europa

Hablan de Europa como si fuera una vecina cercana, a la que le puedes pedir la sal y que te guarde al perro

El Gobierno central está desbordado por la pandemia. Tras más de un año sumergidos en esta hecatombe, lo único que saben decir es que sigamos quedándonos encerrados como única solución para detener los contagios. Es de una magna intolerancia que la ministra Carolina Darias esté tanteando qué restricciones puede apretar más aún. Esta semana ha lanzado varios globos sonda para ver si los compatriotas, que se mueven según las órdenes de su general engominado que grita desde su elevado balcón, obedeceremos o no sus órdenes. Las intensiones de ampliar la banda del toque de queda desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana, como lo hacen otros países de Europa, fue otra demostración de que están descontrolados. El hecho de que hace unos días el ministro Marlaska se sentara junto a ella para decir que iba a poner a más de 62.000 agentes para controlar la Semana Santa delata que la situación se les va de las manos. Juegan al discurso amenazador cual vacuna cargada de miedo con la que nos hace únicos responsables de la cuarta ola. El numero de olas ya define el carácter del Gobierno de España que es ajeno a las negociaciones que les corresponde controlar. Hablan de Europa como si fuera una vecina cercana, a la que le puedes pedir la sal y el favor de que te guarde al perro mientras sales a hacer la compra. Pero Europa no es un vecino, Europa eres tú , Gobierno de España. Y su presidente, más entretenido en otras vanidades personales, ni está ni se le espera en las mesas de negociación con las farmacéuticas para luchar por conseguir el número de vacunas necesarias, en tiempo y manera. La culpa no la tiene el ciudadano. La culpa es del gestor, de este Gobierno que siempre echa las responsabilidades fuera. Su ineptitud quedó demostrada los cien primeros días en los que nos tuvieron encerrados. Y ahora, habiendo reconocido que abrir la mano en Navidad fue un error -cuando ellos fueron quienes utilizaron las emociones sociales para presionar a las comunidades a que se pudieran celebrar mínimamente las fiestas navideñas-, están asustados porque con la llegada de la Semana Santa la gente se les escurre como agua entre los dedos. La gente está enfadada. Los vecinos están cansados. Las personas luchan por hacer sobrevivir sus negocios, que son su forma de vida. Se están arruinando. La gente se sigue muriendo. Aunque estas muertes también las tratan como si hubieran sido inevitables. El problema de la cuarta ola no es del ciudadano. El problema es de la gestión de este Gobierno que nos está matando.

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