Tres de agosto! ¿Qué nuevos vientos impulsaron esas naves sedientas de tierras vírgenes, con halitos de epopeya? Pero tenía que ser así. La corona de Castilla debía dar a luz un Nuevo Mundo, bajo la tutela de los católicos reyes. Tenía que ser así, un almirante de la mar ignota habría de venir a las puertas de un humilde monasterio franciscano en busca de ilusión en una cita donde el campanil llamase con sonido de paz para traer el bien de una aventura impensable.

¡3 de agosto! fecha que marca un nuevo nacimiento de luz y de vida para tierras desconocidas. Día grabado en las estrellas bajo los designios celestes de la Providencia creadora. Día en que volvemos a vivir con pasión, la grandeza de nuestra historia onubense bajo el prisma de lo universal.

En la paz y el silencio acogedor de La Rábida, las palabras se vuelven oraciones y entre sus muros claustrales permanece la sombra hecha vida de un navegante que partía en un amanecer incierto, pero lleno de valentía y de honda espiritualidad.

Día grande para la provincia de Huelva, que en su corazón marinero de Palos de la Frontera, iba a poner rumbo a un Descubrimiento que llenaría de admiración al orbe conocido.

Y fue en este rincón andaluz, mecido en sueño de leyendas atlánticas, donde dios puso su dedo hacedor para que la más grande de las empresas marineras se convirtiera en un milagro bajo el signo de la cruz.

Hombres de Palos, de Huelva, de Moguer, de toda la ribera del Tinto-Odiel, fueron los motores de una empresa que asombraría, en un siglo donde, por sus proezas, iba a terminar la oscura Edad Media, para dar paso a una sugerente y esperanzadora Edad Moderna que cambiaría la faz de la tierra.

Tres plegarias hecha velas en tres carabelas se elevaron con el amanecer en una ruta que dejando atrás nuestros milenarios ríos se enfrentaron a la mar, temida y desconocida, en los arcanos del tiempo.

Hoy, al cabo de los siglos, Huelva recuerda esta fecha, cumbre de su historia, desde el actual silencio, en momentos difíciles, a causa de la pandemia que paró al mundo.

Pero en el corazón de todos se mantiene el orgullo y la alegría de este 3 de agosto marcado ya para siempre en la Historia de la Humanidad, porque no hubiera habido 12 de octubre, glorioso, en el hallazgo de nuevas tierras, sin antes aquí, en Palos, no hubiese partido una flota, que al cabo de los años, sigue navegando en el alma y en el espíritu onubense.

La Real Sociedad Colombina, nacida en 1.880, sigue con todo su entusiasmo defendiendo y recordando, este año en triste hora, el protagonismo de nuestra provincia en algo tan gigante como fue descubrir un Nuevo Mundo, más allá de la mar conocida, para la grandeza de España y la Evangelización de millones de seres que aguardaban el agua bendita de una redención esperada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios