La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Etapa de ilusión y esperanza?

En Sánchez, temo que ilusión tenga su segunda acepción negativa y esperanza no esté a unida a realismo

Pedro Sánchez dijo el sábado que se está abriendo "una etapa de ilusión y esperanza en España". Habían muerto "sólo" 102 personas y al día siguiente anticipó a los presidentes autonómicos que en las últimas 24 horas el número había descendido a 84, bajando por primera vez en dos meses del centenar. Son datos que invitan a un optimismo cauto además de solidariamente respetuoso con los fallecidos y sus familias, porque él mismo afirmó en la comparecencia del sábado que había que actuar con "prudencia" y "precaución" dado que la baja tasa de infectados nos hace especialmente vulnerables. Sin olvidar que los virólogos advierten que este virus ha venido para quedarse e incluso de un posible repunte en otoño. En esta situación hablar de "ilusión y esperanza en España" parece precipitado, pese a los "buenos datos": lo entrecomillo por respeto a los 84 fallecidos de ayer que se suman a un total de 27.650 que por desgracia pueden haber sido y serán más. Sin olvidar la crisis económica provocada por esta tragedia.

También dijo Sánchez que sin confinamiento y estado de alarma habríamos tenido 300.000 muertos. Imposible saber si la cifra -que es la de fallecimientos en todo el mundo a fecha de ayer- es exagerada o no. Lo que parece claro es que frente a estas cifras los 27.650 muertos españoles parecen tan pocos que pasa a segundo plano tanto que seamos el cuarto país del mundo en número de fallecimientos y el segundo con más muertes por 100.000 habitantes como la comparación con nuestra vecina Portugal.

¿Una etapa de ilusión? Es posible tomar ilusión tanto en su segunda acepción positiva -esperanza cuyo cumplimiento parece atractivo- como en la primera negativa: concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por un engaño de los sentidos. En este segundo caso el ilusionado se convierte en iluso: propenso a ilusionarse sin tener en cuenta la realidad. ¿Una etapa de esperanza? Fuera del ámbito religioso -donde tiene otro sentido indisolublemente unido a la fe- sólo se puede hablar no ilusoriamente de esperanza si se une a realismo. El realismo de la esperanza es la resiliencia, la capacidad de superar traumas descubriendo en sí mismo recursos inesperados como defensa ante la adversidad. Temo que, en Sánchez, dada su trayectoria, ilusión tenga su segunda acepción negativa y esperanza no esté unida a realismo.

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