De verdad cuesta trabajo llegar a creer que personajes con las más altas responsabilidades en el ejercicio de sus funciones puedan hacerlo con escaso celo y sin transparencia, teniendo en cuenta nivel de impacto negativo que sus acciones o decisiones pueden acarrear para terceros.

Y lo que es más grave aún, la tergiversación constante de los hechos o las realidades, cuando a pesar del privilegio de su posición y capacidad de información, se empeñan en ver o hacer ver lo que otros no ven o pretender que se crean situaciones que la evidencia demuestra que no están sucediendo. Quienes así actúan, se sitúan en los límites de lo, ciertamente, patológico.

No comenzamos bien la semana cuando en la primera aparición de control en el Senado, a la propuesta de Oposición de Estado, la respuesta del Presidente fue descalificatoria, pero clara. Digo clara porque al nerviosismo y la pobreza argumental eran notorias ante una pregunta sin tensión alguna en fondo y forma, así como suele ser habitual, solo él es progreso y el resto, es pura regresión. Debe ser que los matices autocráticos de intentar que la Oposición no se oponga, es la "nueva normalidad" progresista de ese "sanchismo" que se queja, de que la Oposición insulta y crispa. Ahora bien, calificar al opositor de: "estorbo, estorbo, estorbo…" es pereza democrática, demostración de ello es, que el argumentario sanchista nunca va a dar respuesta alguna que no sea la de culpar de todo al PP.

Y hablaba de quienes quieren hacer ver lo que no sucede. Pues bien, casi al unísono de su falta de explicaciones sobre el cambio de política respecto al Sahara - incumplimiento flagrante del propio programa electoral - resulta que después de meses invadiendo a la opinión pública con: "no pasará nada, Argelia es socio fiable…" se rompe unilateralmente el acuerdo amistoso por parte de los argelinos. ¿No será que quien no es fiable para Argelia es nuestro Gobierno?

No, señor Presidente, "sí pasa y mucho" pero, además, su falta de comunicación lo que hace es fomentar la especulación. Su cambio de posición, perjudica comercial y económicamente a España, en estos momentos críticos. Y no es solo el gas, son las exportaciones, las inversiones y obras públicas de nuestras empresas allí, la colaboración antiterrorista, …pero es que tampoco ha explicado los beneficios del cambio, ni ha garantizado nada sobre el futuro de Ceuta, Melilla o las riquezas en los fondos marítimos de las aguas colindantes con Canarias… En fin, apela su Ministro de Exteriores, a la tranquilidad, serenidad, ser constructivos pero firmes, diplomáticamente, perfecto. Quizás todo lo que se debería haber sido antes, pero con sus antecedentes, resultan bastante poco creíbles sus apelaciones al "no pasa nada" porque sí ha pasado y pasará, pues da la impresión que para los argelinos, han sido usted y su Gobierno, la parte "sanchista" de él, un "estorbo, estorbo, estorbo… crispador".

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