Visiones desde el Sur

Estío

Los españoles estamos hasta donde dijimos de la ineptitud manifiesta del Gobierno y de la oposición

Una de las cosas agradables que tiene el verano es que los políticos se toman también su asueto y nos dejan descansar un poco de esa verborrea hiperbólica y huera en la que andan instalados desde hace unos años y que a lado alguno lleva, excepto a marear la perdiz y de paso enredar a los administrados con bífidas lenguas llenas de mentiras y de oportunismos partidistas.

Se han empeñado, dada su poca talla política y de gestión más que demostrada hasta ahora, en hartarnos, a base de un cúmulo iterado de sandeces que parecen atesorar en negras cuevas en donde cunde la mentira, hasta el punto de que ya no les hacemos caso, es decir, que mejor no escucharlos siquiera. Y lo han conseguido.

Los españoles estamos hasta donde dijimos de la ineptitud manifiesta del Gobierno y de toda la oposición que asienta sus ilustres posaderas en los mullidos sillones del Congreso y del Senado. Una muestra selecta -curiosamente elegida por nosotros en unas elecciones libres y democráticas- que viene a constatar también el poco interés que la política suscita en el pueblo, cuando somos capaces de designar a tan tremendos representantes para que lleven las riendas de un país en las circunstancias más adversas que hemos vivido en democracia en toda nuestra historia, si exceptuamos el golpe de Estado dado por el gallego Franco y toda su compaña.

Para despedir el curso político, como decíamos, el presidente Sánchez se ha ido a Cala Mayor, al palacio de Marivent, a despachar con el rey Felipe VI el mismo día que se cumplió un año de la marcha a una dictadura árabe, perfectamente orquestada por las más altas instituciones del Estado y por los servicios de inteligencia sin duda, del Rey emérito, en donde vive un retiro dorado alejado de la judicatura española y extranjera que lo investiga, y riéndose a pierna suelta de todos los españoles. Porque, ningún rey, presidente de gobierno o ministro alguno da un paso, solo uno, sin que lo sepan las fuerzas de seguridad, los servicios de inteligencia, y el en caso del Rey, el ejército.

Así que, dicho personaje mejor que se quede fuera de los linderos de España, de cuyos habitantes se ha reído a pierna suelta y de cuyo erario al parecer se ha beneficiado -de ahí sus dos regulaciones "voluntarias"-. Tampoco se entiende cómo el PSOE, el PP, Cs y Vox, se niegan a crear una comisión de investigación sobre las actividades de su excelencia. Especialmente el PSOE, dadas sus responsabilidades de gobierno.

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