Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

Espectros

Donald Trump le ha pedido a México que haga de Nueva España para frenar las oleadas de refugiados

Tienen las nacionalidades que sus compatriotas que disputan en Egipto la Copa de África. La diferencia es que unos viajan en avión y otros lo hacen en patera. A unos los siguen ojeadores de los mejores equipos de fútbol del mundo y se alojan en hoteles de cinco estrellas; otros son rescatados por la Cruz Roja, por la Guardia Civil, por Médicos sin Fronteras, y terminan hacinados en centros de internamiento si tienen la suerte de que sus cuerpos no queden al albur del destino sobre las aguas del mar que era su escapatoria y se convierte en una trampa mortal.

En estos tiempos en los que España se desdibuja y nos avergüenza hasta el nombre de nuestro país, en los que el concepto de Europa es puesto en entredicho desde sus entrañas, son esas almas en pena que atraviesan los estratos del Dante por desiertos, trincheras y negociados de esclavistas los únicos que creen en España, en Europa, los nombres que le han puesto a una fortuna que muchas veces les resulta esquiva. Son los últimos patriotas, los únicos que dan su vida literalmente, sin retóricas de himno, por un país que muchas veces ni llegan a conocer. A estos espectros de los mil horrores habría que enterrarlos con honores de héroe cuando los atrapa la Parca y buscarles el mejor acomodo cuando burlan su acoso.

En América pasa algo parecido. Siempre el sur necesitado buscando el norte insolidario. Donald Trump le ha pedido a México que frene las avalanchas de refugiados, que haga el mismo papel que Europa les asigna a Italia y a España de guardianes de la seguridad. Paradojas de la historia, México haciendo de Nueva España, el nombre que tuvo tras las primeras escaramuzas hace ahora quinientos años de Hernán Cortés para hacerse con el dominio de Tenochtitlán. Debajo de México están las Áfricas de América, comunidades de negros, de mestizos, de indígenas que buscan su Europa particular en los Estados Unidos.

El historiador mexicano Enrique Krauze reconstruye el mito de Cortés, al que no le quitan lo valiente, y concluye que el conquistado termina conquistando al conquistador. Un hirsuto de la Generalitat nombrado consejero de Acción Exterior en México exige a España disculpas por el presunto exterminio. Más le valdría al tal Alfred Bosch emular al Gringo Viejo de Carlos Fuentes en su fórmula magistral de aplicarse la eutanasia.

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