Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Esfuerzo y recompensa

Le haríamos un gran favor a las nuevas generaciones si les explicáramos que el esfuerzo es necesario

Creo que fue Picasso quien dijo aquello de que la inspiración debía encontrarte trabajando. Sea como fuere, lo cierto es que no basta con disponer de aptitudes y adquirir conocimiento y formación. Ni siquiera generar ideas, por muy excepcionales que sean, garantiza la rentabilidad económica. Siempre, sea en el ámbito mercantil, intelectual o artístico, resulta imprescindible convertir todo ese capital humano en una realidad tangible para poder obtener resultados. Es más, ni siquiera basta con plasmarlo. Además, hay que darlo a conocer y venderlo. Y hacerlo con margen. En definitiva, generar valor añadido.

Y si la literatura, la pintura, la música… generan infinidad de artistas sin público, sea porque ni gustan, ni gustaron o porque su obra sólo se apreció tras su muerte y aquí, los casos se cuentan por decenas, ¿cómo es posible que tengamos que seguir explicando que el mero esfuerzo no garantiza nada? Es habitual oír la queja de quienes no entienden que sus años de formación no se vean coronados automáticamente por trabajos bien remunerados. Como si fuera un derecho inalienable. Tanto como escuchar a sus padres, olvidando que la educación es una inversión de todos, explicar hasta qué punto se sienten estafados, ellos y sus hijos, por la misma circunstancia.

La realidad es tozuda. Hoy y siempre. La formación, el conocimiento, el desarrollo de nuestras aptitudes nos sitúa en mejores condiciones de obtener el éxito frente a quienes carecen de ese bagaje. Pero la vida, y con ella la economía, no son una reacción química en la que la mezcla de los mismos elementos en determinadas proporciones y, como estudiábamos en el Bachillerato, en iguales condiciones de presión y temperatura, produce siempre idénticos resultados. La economía es mucho más compleja. Sencillamente, porque las sociedades están formadas por seres humanos. Unos entes cuyo comportamiento es infinitamente más difícil de entender o prever que el de los elementos de la Tabla Periódica.

Le haríamos un gran favor a las nuevas generaciones y a nosotros mismos, si les explicáramos que el esfuerzo es necesario. Imprescindible, incluso. Pero también que hay otros muchos factores -llámenles azar o suerte- que resultan incontrolables y que son como la inspiración para los artistas. Algo que somos incapaces de dominar, pero que marca la diferencia con los demás. La cuestión está en que cuando nos alcancen, nos encuentren trabajando.

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