La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Ennegrecer Europa, blanquear Qatar

En su entusiasmo por ennegrecer a las críticas para blanquear a Qatar, a Infantino se le fue la pinza

Tiene razón Infantino, el presidente de la FIFA, al denunciar la hipocresía de quienes critican que los Mundiales se celebren en Qatar. Pero la pierde al argumentarlo. Denuncia la hipocresía de las críticas en su defensa igualmente hipócrita de Qatar. Se han celebrado grandes eventos deportivos en países que no respetan los derechos humanos sin lograr nada positivo. No hay que remontarse a los Juegos Olímpicos de 1936 en el Berlín nazi o al Mundial de Fútbol de 1978 en la Argentina de la dictadura de los coroneles. Basta recordar los Juegos Olímpicos de 2008 en China. Las intrigas o conveniencias políticas y sobre todo el dinero han sido siempre determinantes a la hora de conceder las sedes de los acontecimientos deportivos. En el caso de China confluyeron los dos factores y en el de Qatar, sólo el dinero.

En su defensa de Qatar, pues, Infantino incurre en la hipocresía que denuncia como parte de una estrategia general de justificación de la FIFA. No es casual que sus argumentos coincidan con la iniciativa "Fútbol para la esperanza", auspiciada por la Casa Árabe de Madrid con el apoyo de la Liga, RTVE y el Consejo Superior de Deportes, en su defensa de que la elección de Qatar ayudará a que "el lenguaje universal del deporte" sirva para "acercar la realidad del mundo árabe a la sociedad española" y, como dijo la directora de la Casa Árabe, a que "el fútbol también puede ayudar a integrarse, a empoderarse, a sentirse capaces, realizados y realizadas". Y dos huevos duros. Ya se ve lo que, 14 años después, los Juegos Olímpicos de Pekín hicieron por la democracia y el respeto a los derechos humanos en China. Pues lo mismo, como todo el mundo sabe, incluidos quienes sostienen lo contrario, pasará en Qatar.

En su entusiasmo por ennegrecer a quienes critican que el Mundial se celebre allí para blanquear a Qatar, a Infantino se le fue la pinza y dijo: "Por las cosas que los europeos han hecho al mundo durante los últimos 3.000 años, deberían estar disculpándose otros 3.000 antes de empezar a dar lecciones morales a la gente". Alguien debería hablarle de la filosofía griega y el judeocristianismo, del derecho romano y la Carta Magna, del humanismo y la Escuela de Salamanca, de la Declaración de 1789 y el Código Napoleónico, de la evolución del Estado Social al Estado del Bienestar. Pero no creo que sirva de mucho. Sabe lo que dice, lo que hace y lo que justifica.

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