El tiempo transcurre con la cadencia monocorde que le caracteriza: impávido, ajeno a los seres y a las cosas por los que transita. Las hojas del almanaque se quedan antiguas, inservibles, caducas. Las promesas se cumplen o se pierden en alguna esquina que solo deja un arañazo en la memoria de los sueños rotos e inalcanzables, o bien en la consecución de metas que se desearon.

Mientras realizamos la vereda que nos es dada o escogemos, la organización en la que estamos asentados necesita de un gobierno que haga posible la convivencia con un mínimo de respeto hacia la otredad, con aquellas personas con quienes convivimos en un territorio determinado. De ahí la necesidad de la política. Es imposible vivir, tener una mínima convivencia, sin la existencia de las garantías que la misma puede darnos.

Este domingo, en nuestro país, en una parte del territorio que nos conforma, hay elecciones para formar un gobierno que, a ser posible, le de estabilidad a Cataluña, tan manoseada por unos y por otros en los últimos tiempos. De ese resultado se generarán consecuencias para España, sin duda. La crisis no declarada del gobierno de la nación, con diferencias entre los dos partidos que conforman el ejecutivo y las disidencias que se airean sin disimulo por parte de los militantes de uno y otro partido, esto es, el PSOE e IU/Podemos, se verán reforzadas o aplacadas dependiendo de los resultados que la quiniela que se juega el domingo termine elaborando.

También veremos si el efecto Illa tiene por fin algún resultado sobre aquellos otros que manifiestamente han declarado que desean la independencia para dicho territorio. Por otro, si el famoso caso Bárcenas le dará una puntilla al PP del Sr. Casado, ese nuevo PP según sus palabras, y el mismo, a decir de otros. Si Ciudadanos se irá apagando sin la presencia de su líder fundacional y dejará a Inés Arrimadas aún más arrinconada de lo que ya lo está. Si VOX, tal como lo busca, subirá algunos peldaños por encima del PP, devolviéndole a su líder, la puñalada que -según sus dirigentes- le fue dada en la raquítica y desgraciada presentación de la moción de censura en la que se quedó solo como una amapola en un trigal. Y, quizá lo más importante de estos comicios, si los independentistas catalanes, agrupados de nuevo en un frente "popular" extraño que rechaza de plano y a priori, pactar en modo alguno con el PSOE que encabeza Salvador Illa, consigue de nuevo formar gobierno. Veremos.