Son interesantes los artículos de Jordi Soler, evidencian situaciones reales que comprendemos y hasta hemos visualizado en más de una ocasión. El último que he leído sobre el egocentrismo modelo new age o el nuevo narcisismo, me ha recordado los resultados de las elecciones catalanas. Esa explosión de egoísmo por parte de Puigdemont y sus seguidores.

Y es que los efectos y las consecuencias de la consulta del 21 de diciembre no pueden dejar indiferente a nadie. El independentismo ha ganado las elecciones. De forma repartida entre Junts per Catalunya, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y los antisistema de la CUP. Ellos juntos han obtenido más votos, casi un 48%, de ese gran número de personas que acudieron el pasado jueves.

Se dice que las elecciones las ganó Ciudadanos, fue el partido más votado, pero no le acompañaron los escaños del PSC ni del PP, los llamados partidos constitucionalistas. Inés Arrimadas si observa que en Cataluña tiene poco por hacer, debe venirse para Andalucía, que es su tierra, aquí no tendrá oponentes. ¿O creen ustedes que Susana Díaz es una fuerte oposición para Arrimadas? Y de Juanma Moreno ni hablamos. Hay que ver la ausencia de líderes que posee el Partido Popular. Y mira que hay afiliados honestos y trabajadores. Pero claro, ya se sabe, quien merece la pena y tiene carisma en el Partido Popular, Javier Arenas se encarga de cubrirlo, para que no asome nunca la cabeza.

El filósofo Daniel Dennett proponía una fórmula para alcanzar la felicidad: "Busca algo más importante que tú y dedica tu vida a eso". Si en vez de buscar algo, buscamos a alguien, pues todo resultaría más fácil. Pero se han empeñado en el Partido Popular en ocultar todo lo que realmente merece la pena, y hay mucho.

Por más que se empeñe el PP en decir que están reunidos (y siguen reunidos) para encontrar soluciones contra el auge posible de Ciudadanos, al Partido Popular ya no se le quiere en España. Se le asocia con la corrupción, con la pasividad. Es como si fuera un partido del pasado repleto de egoísmo y amor propio.

Dice Jordi Soler en su último artículo: "A lo largo de la historia de la humanidad el objetivo había sido volverse más inteligente a medida que se envejecía; los viejos eran los sabios, ese era su valor, pero ahora asistimos a su claudicación: los viejos ya no quieren ser sabios, prefieren estar fornidos y musculosos, y dejan la sabiduría en manos del primer iluminado que se pone a impartir cursillos". La política se ha vuelto egocéntrica, y es un error.

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