El ex presidente de la Comisión Europea Jacques Delors, gran aficionado a los deportes, presumía en la época en la que presidía el Berlaymont de Bruselas de leer primero L'Equipe y después el resto de la prensa política y económica del continente, sus islas y el resto del mundo. Sería verdad o no, pero eso decía el hombre muy zumbón en sus conversaciones informales. Aquí se critica a Rajoy por lo mismo con el Marca. Claro que se podría discutir sobre cuál de los dos es mejor periódico… En todo caso, Delors sí decía en serio que lo mejor del deporte de competición es la incertidumbre sobre el resultado. Una reflexión que viene como anillo al dedo a la pugna que se vive en el PSOE.

La incertidumbre sobre el resultado ha despertado a un partido que estaba dormido, arrugado. Ayer, lleno de Susana Díaz en Gijón, lleno de Pedro Sánchez en la localidad malagueña de Cártama y un acto concurrido de Patxi López en Zaragoza. Si fuesen capaces de tener una buena herramienta de solución de conflictos, para generar liderazgos colaborativos, tener dos o tres alas en el partido sería un método de movilización y motivación permanente. Mientras más abre el fuelle un acordeón más sonoro se vuelve su sonido. En la derecha, al PP le ha venido muy bien tener un ómnibus ideológico de amplio espectro en el que caben con comodidad liberales, democristianos, conservadores y ultraderechistas. Y en la izquierda, Podemos es otro tren con más de una docena de vagones de diversos tintes ideológicos y modelos territoriales.

Pero en el PSOE nadie piensa en la integración de corrientes. Nadie salvo Patxi López, que de momento predica en el desierto. No le hacen caso desde ninguna de las otras candidaturas, ni desde la gestora, cuya parcialidad a favor de la líder andaluza es tan evidente como la de los árbitros de la Liga con el Madrid o el Barça. No hay debate ideológico o de organización y se ha impuesto la lucha cainita. Tanto en el estado mayor de Susana Díaz como en el de Pedro Sánchez en lo que se esmeran es en la descalificación de sus adversarios. Una pena.

El debate de mañana es una muestra más de que lo que interesa no es debatir, sino el choque de trenes… y ganar la batalla. López propuso tres debates: sobre modelo de partido, políticas sociales y cómo financiarlas, y crecimiento y reparto de la riqueza. Pues no. Sólo uno y ¡a las 12:00 de la mañana! Es un escándalo. ¿Qué es el PSOE, un partido de rentistas? Se supone que sus 180.000 militantes son trabajadores, obreros, autónomos. ¿No se podría haber puesto el debate a las 22.00? Que se coloque a esa hora, se niegue la presencia de militantes y de preguntas, que fue posible en 2014, es una prueba palpable de que aquí no se piensa en los afiliados, ni en los votantes, ni en la opinión pública. Esto es un duelo a muerte. En el que habrá muchos perjudicados; entre otros, el propio Partido Socialista. Sobre esto no hay incertidumbre alguna.

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