Duelo de egos desmesurados

¿Hasta cuándo Sánchez e Iglesias mantendrán esa falsa imagen de luna de miel con la que se muestran?

Si algo está claro en estos momentos sobre lo que nos espera con este Gobierno de coalición es, precisamente, lo contrario; esto es, la falta de certidumbre. Hay muchos frentes abiertos y bastantes muy importantes, con el inconveniente de que de más de uno de ellos no tenemos información suficientemente extensa y veraz de lo cocido entre bastidores. Aún admitiendo que nunca nos enteramos de todo lo que se negocia, es palpable que desde la Moncloa y cada vez con mayor intensidad la transparencia brilla por su ausencia. Es verdad que puede afirmarse que la duda acerca de cómo funcionará esta coalición se puede aplicar a todas las que se conformen. Cierto, pero con la acordada entre el PSOE y UP se dan circunstancias menos frecuentes que en otras. Aparte de que Podemos -a IU ni la mencionamos porque está fagocitada- siempre ha intentado apoderarse del electorado socialista, está el hecho de que sus dos líderes han demostrado tener unos egos desmesurados que han pesado fuertemente en sus actuaciones políticas. Por tanto, cabe preguntarse hasta cuándo mantendrán esa falsa imagen de luna de miel con la que se nos muestran y cuál de los dos, directa o indirectamente a través de los suyos, no cumplirá con el pacto de funcionamiento que han suscrito y que recoge cosas como que ningún ministro criticará a otro o cómo resolver, de manera pautada, los desacuerdos. Pero, además, si se dirige la atención hacia asuntos concretos es conocida la existencia de temas en los que discrepan y que los tensionarán; dos de ellos muy relevantes por sus repercusiones, como son el territorial y el económico. ¿Hasta dónde asumirá Pedro Sánchez la posición de Pablo Iglesias en relación con el referéndum de Cataluña o con los políticos presos? Y ¿cómo manejarán los socialistas las presiones podemitas en materia económica sin el beneplácito de Bruselas? Lo más probable es que al principio, para ofrecernos una caricatura de pareja bien avenida, adopten medidas económicas populistas que a muchos contentarán. No obstante, en estos asuntos hay que ser muy cuidadosos y mirar sus consecuencias a medio y largo plazo, porque las alegrías iniciales pueden transformarse en desasosiegos por aumento de la pobreza y de las desigualdades sociales, teniendo la mayoría que pagar los platos rotos; lo que no harán ni el actual inquilino de la Moncloa ni el residente en Galapagar. La egolatría y la demagogia, que en política suelen ir a la par, les darán sus justificaciones y dormirán tranquilos.

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