Lleva más de un año en el Gobierno y acaba de hacer su debut andaluz, con las secretarias de CCOO y UGT. Tardío estreno y despedida de momento, porque dice que su proyecto en fase de escucha no llegará a tiempo para las elecciones autonómicas. Yolanda Díaz sabe que tiene un alto valor mediático y perfil propio reconocido, pero finge ser una libre oyente en política. La falsa modestia, detrás de su toga de humilde abogada laboralista, esconde algunas dudas. No se fía de los partidos, a los que considera una cosa muy pequeña, percibida como un obstáculo por los ciudadanos.

En particular le desesperan las desavenencias en la izquierda izquierdista, instalada en una esquinita del tablero. Y también recela del fundamentalismo de algunos compañeros de viaje de Podemos y el PCE, los pilares de Unidas Podemos, a los que dejó al margen de su acto en la Facultad de Derecho de Sevilla. Los jefes de fila de las dos formaciones, Ione Belarra y Enrique Santiago, han aprovechado la guerra de Ucrania para declararse contra la OTAN, oponerse al envío de armas a la víctima de la agresión rusa e insistir en la vía diplomática.

Pacifismo, ingenuidad o complicidad, que contrasta con el pragmatismo de la vicepresidenta. El PCE lleva años propagando en su web los argumentos de Putin, según los cuales en Ucrania hay un gobierno corrupto, nazi, de extrema derecha, producto de un golpe de Estado; la idea de que Rusia tuviese intención de invadirla era una burda manipulación norteamericana, o que el dictador bielorruso Lukaschenko ganó de manera "libre y justa" las fraudulentas elecciones de 2020.

Estos panfletos del PCE parecen escritos por un redactor de Rusia Today. Y quedan señalados por el discurso de Josep Borell en el Parlamento Europeo el martes: "Cuando un potente agresor agrede sin justificación alguna a un vecino mucho más débil, nadie puede invocar la resolución pacífica de los conflictos y nos acordaremos de aquellos que en este momento solemne no estén a nuestro lado". Entre los que no han mirado para otro lado ni han tenido dudas está Yolanda Díaz, que sobre el envío de armas de combate a Ucrania ha dicho que es una decisión seria, porque hay millones de vidas en juego, y que el presidente del Gobierno cuenta con todo su apoyo.

No son pocos los poscomunistas que han demonizado a Putin tras esta guerra en Centroeuropa; Pablo Iglesias lo ha tachado de zarista y nacionalista de derechas. Por Twitter ha circulado una frase de Díaz, de una entrevista de mayo tras sustituir a Iglesias. Le preguntaban por la proclama de Ayuso de comunismo o libertad y pidió no frivolizar con la libertad, porque muchos hombres y mujeres de lo más heroico se dejaron la vida en las cárceles españolas durante la dictadura. Pero tuvo un acto fallido, o no. La frase era: "En mi casa me han enseñado esto, que quizás el comunismo es la democracia y es la igualdad". La clave está tal vez en el quizás. En la duda.

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