U N amable recepcionista de un hotel de Madrid me recomendó al salir que tuviese cuidado con los carteristas de la zona y me describió la estrategia que seguían. Tropiezan sobre tu hombro izquierdo y mientras le dedicas toda tu atención al mismo por el golpe recibido, te abren el bolso que llevas en el otro brazo "descuidado". Por consiguiente, sentenció el recepcionista, si nota que le llaman la atención exageradamente sobre algo, póngase en alerta porque estará sucediendo otro hecho simultáneamente y no interesa que le dedique demasiado interés.

El caso de Espinar, el nuevo líder de Podemos en la Comunidad de Madrid, ha hecho que recuerde aquel consejo. Ramón Espinar lleva días y días ocupando titulares y cabeceras de programas televisivos. Este protagonismo repentino, como se sabrá, viene porque la casa que compró de protección oficial la vendió al precio máximo que le era permitido y, por consiguiente, ganó dinero respecto a lo que le costó. Acción ésta que ha escandalizado a algunos medios de comunicación y ha proporcionado tema para que los tertulianos, de toda inclinación política, discutan e intenten lucirse con sus pomposas aseveraciones. Los mismos que, olvidada la trifulca, corren ávidos a por más leña para avivar ese fuego tan ansiado y que tanto distrae a la población.

Desde la distancia, el caso Espinar sólo ha sido un divertimento, una mera distracción que nos ha ocupado el ejercicio del razonamiento, como lo fue el caso Sánchez con su "no es no", como lo están siendo los chistes sobre Trump que circulan por las redes sociales o la extrema preocupación por las repercusiones del giro político estadounidense que, siendo grave, está sirviendo como otro divertimento para desviar la atención del que se está produciendo en la política española. Y así, mientras nos tienen distraídos, olvidamos lo importante: que no se detienen las gestiones para convertir Doñana en un almacén de gas sin producir mucha conmoción. Que relegamos el que apenas nos cuenten que las negociaciones para conseguir un pacto por la educación aún no han comenzado pues los señores parlamentarios de la Comisión de Educación no han tenido tiempo todavía para seleccionar la subcomisión que empiece ya a trabajar en lo que denominan "lo más importante". Que poco sabemos de los criterios que se están siguiendo para la confección de los presupuestos de 2017…

Son demasiados los divertimentos y ya conocemos la estrategia, pero ¿quiénes son los carteristas?

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