Visiones desde el Sur

Disquisiciones (III)

El referéndum habrá de ajustarse a lo que la Constitución establece

Uno no tiene necesidad alguna de crearse enemigos. Pero, callarse… callarse y no manifestarse ante lo que ocurre a nuestro redor, es, al menos, una actitud demasiado cómoda. Y, por tanto, no seguiré por esa senda, aunque me lluevan las críticas.

Qué más da; después del desafío que se está abatiendo sobre los poderes constitucionales del Estado (legislativo, ejecutivo y judicial) en las últimas horas, qué más da, decía, lo que piense o deje de pensar un pamplina que escribe en un periódico andaluz sobre las tales cosas como el que firma esta columna.

A pesar de todo, y, pese a lo que piensen otros, los andaluces también cavilamos y, es más, algunos estamos dispuestos a defender que la igualdad de derechos y deberes para todos los españoles, reconocida en la Constitución de 1978, ha de llevarse a rajatabla.

No en vano, y muchos se olvidan, celebramos un referéndum legal, para conquistar los derechos que devienen del artículo 151-1 de la Carta Magna. Por tanto, lecciones de democracia originarias de Cataluña, del País Vasco, de Galicia, o procedentes de cualquier otro territorio español, ninguna; y mucho menos en base a un constructo montado sobre una mentira tras otra por quienes dirigen o apoyan en este momento a la mesa del Parlamento catalán y su gobierno.

Que los catalanes desean independizarse, están en su derecho; pero el referéndum habrá de ajustarse a lo que la Constitución establece. Que su articulado no es inmutable, también. Pues, cambiémoslo, modifiquémoslo. En ella se contiene la forma de hacerlo.

Ahora bien, saltarse a piola la legislación toda (la española y la catalana, que ya tiene guasa), hacer de su capa un sayo, y luego decir que la justicia del Estado les persigue, empieza a ser al menos kafkiano.

Sé que la amnesia no es contagiosa pero lo pareciera. Miren ustedes, no hace tanto que Cataluña ha colaborado -por acción- en el gobierno de este país, apoyando tanto al PSOE como al PP cuando a sus dirigentes así les pareció conveniente.

Tampoco quiero dejar pasar la maniquea (en la 2ª acepción del DRAE) costumbre del Sr. Rajoy de postergar los asuntos, a ver si se solucionan solos. Y me explicaré. Hubo un tiempo (hace algo más de 18 meses, y lo sabíamos todos) en el que la política debió ejercerse para llegar a acuerdos precisos con otros partidos políticos que impidieran la situación actual, dado que el asunto se veía venir. Pero esto es cuento largo y deberá esperar al próximo artículo.

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