Visiones desde el Sur

Discurso

En las últimas noticias que rodean al rey emérito es donde Felipe VI se juega su credibilidad y futuro

Como es lógico escribo este artículo el jueves para que hoy pueda leerse en papel de prensa. En el momento en que transcribo estas letras, quedan unas horas para que el Jefe del Estado haga su discurso institucional anual, en el día de Navidad. Quizá, sin duda, el acto más importante del Rey a lo largo del año.

Desconozco por tanto cuáles serán las palabras que dirigirá al pueblo español en un día tan señalado. Lo normal es que, en esta cita con la ciudadanía, siempre esperada, haga un breve repaso de la situación del país y tome el pulso de las circunstancias más candentes que nos afectan a todos como pueblo.

Sus asesores, así como el Gobierno -así ha de ser-, les indicarán una parrilla de temas que abordar, para que, el cómputo global del discurso satisfaga a la mayoría. Cosa harto difícil, dicho sea de paso. Porque esta alocución no deja de ser un laberinto de difícil salida y en la que la Casa Real por lo general, no sale bien parada, por lo mucho o por lo poco, dado que es casi imposible contentar a un arco parlamentario tan dividido como el que tenemos en este momento en España.

Pero, Felipe VI, quizá no se haya encontrado en un trance tan singular y esquinado como éste en todo su reinado. No deberán faltar alusiones a los fallecidos -y a sus familiares- por el Covid-19, en este aciago año que atravesamos, además de infundir esperanza en el devenir respecto a la evolución de la pandemia.

Tampoco a la difícil situación económica que atravesamos con cientos de miles de trabajadores en el paro, pequeños empresarios arruinados, el asunto de la misiva trasladada por el Rey de Marruecos a través de su primer ministro, respecto a Ceuta y Melilla, después del silencio mantenido respecto al Sáhara Occidental y la unidad de Europa frente a la salida del Reino Unido en breve.

Pero, la pelota más gruesa que tiene en el tejado no es otra que los tejemanejes del Rey emérito, su padre y anterior Jefe del Estado, y el descrédito que supone sus amorosas andanzas, sus patibularias amistades y los negocios, digamos, poco claros, al parecer, según los datos a los que hemos tenido acceso y por los que se le investiga no solo en España sino en otros lugares del mundo. Aquí es donde se juega el monarca la credibilidad e incluso su futuro, y no deseo jugar con las palabras con tamaña institución, de tanta importancia en el organigrama constitucional de este país que hollamos. Esperamos ejemplaridad de sus palabras. Veremos.

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