Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Difícil

Es muy dificícil que el nuevo Gobierno pueda embridar en el corto espacio de la legislatura la sanidad o la educación

Hace apenas mes y medio era poco menos que una quimera. Pero desde ayer se ha convertido en una realidad. Juan Manuel Moreno Bonilla es el primer presidente no socialista de la Junta de Andalucía. Él, más que nadie, sabe que debe el cargo a una carambola política que le ha permitido salvar los peores resultados de su partido. Y él, más que nadie, sabe que no lo tiene fácil. Por muchas razones; entre ellas, éstas.

1.- Las expectativas.Cualquier cambio coloca muy alto lo que se espera de los que llegan. En este caso, mucho más. Han sido casi cuarenta años de monocultivo socialista que han configurado una Administración que lo ha ocupado todo. Aun así, los márgenes del nuevo presidente no son demasiado amplios. Podrá hacer algún gesto de entrada en política fiscal y levantar algunos de los chiringuitos construidos durante el largo periodo socialista. Pero es muy difícil que pueda embridar en el corto espacio de una legislatura los problemas de la sanidad y la educación o sacar a Andalucía de la cola de indicadores socioeconómicos. Y eso es lo que espera la gente: un cambio que se note en los servicios públicos que utiliza. Escudarse en la herencia recibida es una tentación que debe evitar.

2.- Los equilibrios.La situación de partida del nuevo presidente es complicada. Él es el nexo entre un socio de Gobierno, Ciudadanos, que no se habla con su socio parlamentario, Vox. Las marejadas, incluso las tormentas, pueden desatarse desde el primer día y Juanma Moreno se va a ver obligado a ejercer desde la Presidencia de la Junta una especie de mediación constante. Dependerá de hasta dónde esté dispuesto a llegar Vox en sus pretensiones de marcar la legislatura andaluza, pero la gobernación se puede complicar. No sería extraño: Francisco Serrano ha dejado caer que Vox puede votar en contra del Gobierno haciendo añicos la mayoría de cambio, aunque ello le haga coincidir con el PSOE o con Podemos.

3.- Las dependencias.No lo han tratado de ocultar durante las negociaciones en Madrid para conformar la mayoría parlamentaria. Andalucía es un laboratorio político de la derecha donde se va a medir la fortaleza de la triple alianza. Por tanto, lo que ocurra en el Gobierno y en el Parlamento regional va a estar condicionado por las estrategias de las direcciones nacionales de los partidos, que irán agudizando sus enfrentamientos a medida que se acerquen las próximas elecciones generales. Todos los partidos se juegan mucho en Andalucía y eso, paradójicamente, puede poner a Andalucía en segundo plano.

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