Por segundo año consecutivo la pandemia privará a los onubenses de una de las citas más señalaítas del calendario religioso en esta tierra mariana. Si especial y emotiva es la bajada desde el santuario hasta la ciudad, más jubilosa resulta aún la subida de nuevo al Conquero de la Patrona, arropada por decenas de miles de fieles. Ella siempre cuida con celo de sus hijos, pero en estos días de septiembre su patronazgo se hace más presente entre nosotros. Un nudo aprieta la garganta al mirar al cielo para recordar a quienes nos enseñaron a seguirla de su mano.