Visiones desde el Sur

Despedida

Si reflexiono sobre esta larga estadía no encuentro razón alguna para no estar tremendamente agradecido

Dentro de unos días abandonaré mis obligaciones profesionales con la Junta de Andalucía. Cuando lo haga habré cumplido 47 años y un mes de cotización a la Seguridad Social. Y me parecen suficientes. En el documento que me han entregado dice que he sido camarero, militar profesional, inspector de Policía y gestor de emergencias. También explicita que he trabajado en varios hoteles y restaurantes, en el Ministerio de Defensa, el Ayuntamiento de Almonte, la Diputación Provincial de Huelva y la Delegación del Gobierno de la Junta.

La lectura y la escritura ocuparán ahora todo ese tiempo que dediqué a otras tareas, adobado con aquellas cosas que me fascinan: los idiomas, el cine, el teatro, la música, el estudio, la observación, la reflexión…

Debo agradecer la confianza que depositaron en mí los muchos jefes que he tenido, para llevar a efecto proyectos que eran necesarios a mi entender, y donde, junto con mis colaboradores más cercanos, hemos puesto lo mejor de nosotros buscando exclusivamente el cumplimiento de la normativa vigente y el bienestar de la ciudadanía: las dos tareas a las que debe aplicarse con rigor un funcionario.

Estoy convencido de que la persona que me releve como jefe del Servicio de Protección Civil y como director de Emergencias lo hará mejor que quien garabatea estas letras. La Administración al igual que las empresas han de renovarse no sólo con los últimos avances tecnológicos y científicos sino también con recursos humanos suficientes y más cualificados para enfrentar los retos que habrán de confrontar en el devenir -que serán muchos y complicados en materia de gestión de emergencias- para desgracia de todos.

Si reflexiono un poco sobre esta larga estadía no encuentro razón alguna para no estar tremendamente agradecido. Mis relaciones con las administraciones locales, la general del Estado, los otros departamentos de la Junta de Andalucía, las instituciones y empresas, la hermandad Matriz de Almonte y todas sus filiales, los medios de comunicación social y el voluntariado, me han allanado el trabajo a desempeñar cuando fue menester su participación en los múltiples eventos que hube de afrontar para garantizar la seguridad de las personas, los bienes y el medio ambiente.

Puede que la nostalgia alargue su sombra para intentar alcanzarme, pero, los que me conocen saben que soy bastante tozudo y sabré mantenerla a raya: a la distancia adecuada. Ha sido un placer.

¡Salud!

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