Cambio de sentido

Descanso

Propongo -diría Paco Cifuentes- hacer coincidir el momento de bajar la basura con la puesta de sol

De vuelta del súper y del susto por el precio de las cosas, escucho sin querer la conversación que mantiene un hombre por el móvil: dice que se está forzando a sí mismo a salir los findes; acaba la semana tan rendido que no tiene cuerpo para nada más que para hundirse en el sofá y hartarse de series. Al oírlo, la bolsa con la compra comienza a pesarme un poco más. Estar cansado es el sino de estos tiempos y es, quizá, junto con la depresión y las ansiedades, la señal de alerta más sensata del organismo contra el Sistema. Y cuando digoSistema me refiero a todo este entramado que, muy equivocadamente, hay quien llama vida: ambiente laboral, horas de curro, pagos, prisas, obligaciones, estereotipos, aspiraciones, pantallas, labores domésticas, autoimposiciones, redes sociales, cargas familiares, búsqueda de pareja, noticias impeorables, sueños patrocinados, compromisos, roles… No hay espalda que aguante tal peso. Normal caer rendido y entregarse al opioide de Netflix (donde, por cierto, echan unas series intituladas Guía para dormir bien, Guía para la meditación, Relaja tu mente… No me explico cómo vas a dormir bien viendo los destellos de una pantalla en la que te recomiendan no estar frente a la pantalla si quieres dormir bien…). Intuyo que al extremo cansancio físico y mental le corresponde la dificultad de descansar, de dormir a pierna suelta y abandonarse por entero. Cada vez se venden más pastillas para conciliar el sueño y más colchones recauchutados. No hay melatotina ni viscoelástica que remedien los problemas que hay que atajar, en lo colectivo, con justicia social, igualdad, educación y salud púbica y, en lo personal, con otra forma más respetuosa de tratarnos a nosotros mismos. Radicalmente respetuosa, quiero decir. Cuidarse una a sí misma es más complejo que comprarse un bolso nuevo.

Digo esto a las puertas, para muchas personas, de unos días de descanso. Quizá sea una ocasión propicia para no evadir la cuestión de andar tan cansados, para dar una pensada, desde la molicie al sol, a todas estas cosas. "No tengo tiempo, / como una pordiosera / lo voy pidiendo", digo en uno de mis poemas. Las pobrezas del siglo XXI en España no son sólo de recursos materiales y energéticos. Somos pobres en tiempo, vivimos asaetados por las agujas del reloj. Al menos propongo -como propone el cantautor Paco Cifuentes- hacer coincidir el momento de bajar la basura con la puesta de sol. ¡Feliz descanso!

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