La otra orilla

javier rodríguez

Los Derechos

Los Derechos no se tienen por ser más guapos o más listos, ni por ser mejores personas, ni por ser más sanos, ni por tomar las decisiones correctas, por haber nacido en un sitio u otro, por ser más altos o más guapos, por tener o no tener determinado género, por tener o no tener determinada orientación sexual, por pensar de una manera u otra, por creer en Buda, en Mahoma, en la Iglesia Maradoniana, en la Católica o en ninguna de ellas, por saber administrarse o hacer caso al plan establecido por el trabajador social de turno, tampoco por disponer de los recursos suficientes. No dan ni quitan derechos la edad, el nivel educativo, la profesión que uno ejerce o el color de la piel.

Ni siquiera se puede decir que tienen Derechos sólo los que luchan por ellos o simplemente los que creen en ellos, vaya, que incluso los fascistas que creen que con Franco se vivía mejor tienen derecho a votar en las elecciones que se celebran hoy. Si son andaluces, claro. También podrán beneficiarse de los efectos de la subida del Salario Mínimo Interprofesional todos aquellos que pública o privadamente han criticado la medida o, incluso, han puesto trabas para que se haga efectiva, igual que se benefician de la limitación de la jornada laboral, de la obligatoriedad de las vacaciones y de la protección de muchos otros derechos los que piensan que la esclavitud o cualquier forma de explotación laboral es legítima o de la Sanidad Pública aquellos que defienden un sistema sanitario privado.

Todos y todas tenemos todos los Derechos. No lo digo yo, lo dice la Declaración Universal de Derechos Humanos pero yo lo repito porque conviene recordarlo de vez en cuando y porque todavía nos queda un largo recorrido para que este reconocimiento se haga efectivo.

Ayer la ONU volvió a recordarnos, como hace desde 1988, que hay que seguir luchando contra el SIDA, una enfermedad que ya parece de otro tiempo, pero que provocó el año pasado 940.000 muertes en todo el mundo, que en ese año un 41% de los afectados por el VIH todavía no tenían acceso a la terapia antirretrovírica y que hay que seguir luchando contra el estigma que provoca la afección por este virus: ¡hasta este viernes no derogaba el Gobierno español la exclusión de los seropositivos en algunas oposiciones públicas!

Hay un largo camino por recorrer y todos tenemos algo que aportar: desde los diputados que hemos elegido hoy hasta el trapero que recoge muebles por las casas. Los Derechos no nos exigen que luchemos por ellos, pero lo necesitan.

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