Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

Dejen trabajar al bombero torero

Por qué no toleran que esos hombres hagan lo que ellos desean en su condición de personas con derechos

Me manda un proveedor de ideas un artículo de Julio Camba (El tren de Villagarcía, 1934). Extracto la coda: "Sí, señores. La cosa me parecía increíble; pero tuve que irme convenciendo de que son legión los republicanos que, habiéndose creído durante la Monarquía partidarios del cambio de régimen, no fueron nunca, en rigor, más que partidarios de un cambio del nombre del régimen". Se refería al nombre de aquel tren -Alfonso XIII-, que seguía siendo una tartana llamándose como se llamara, regímenes aparte. Cuántas veces asistimos a la cogida del rábano por las hojas, a una forma de política que da a la forma más valor que a la sustancia. Esto es, la que hace demagogia.

Hace unos días, la alcaldesa de Gijón, Ana González, ha cancelado la feria taurina de su localidad porque unos toros destinados a esa fiesta de verano se llaman Nigeriano y Feminista. Por un afán en no tolerar la xenofobia y por, por así decirlo, el machismo. El argumento es débil y hasta algo peor, porque los toros se llaman como se llaman; como su criador estima conveniente. A las reses bravas se les suele poner nombres por su casta, por su reata, o por el arbitrio del ganadero cuando las ve crecer y desarrollar ciertos rasgos: es una cosa menor, qué duda cabe. Usted llama a su mascota como le sale de las narices, Morito o Gorda. ¿Qué importancia tiene eso?: la que tiene la hipocresía. Al caso: la regidora gijonesa afirma que "la sociedad evoluciona; ya no tiramos cabras del campanario". Nos limitamos a sacarles leche y queso, y hasta a comérnoslas al horno en su edad tierna.

Vox, en este asunto, suele emitir mensajes que cuecen su caldo político, pero no debemos dejar de considerar los asuntos con libertad de criterio, diga un partido lo que diga: sólo faltaba. En esta historia antitaurina se incardina la polémica, también veraniega, sobre el espectáculo del Bombero torero, en el que personas con enanismo hacen un show que nada tiene que ver con la tauromaquia, pero que tiene su público. Algunos ayuntamientos lo señalan como denigrante para los acondroplásicos (enanos). Por qué no dejan a esos hombres buscarse la vida, por qué no toleran que hagan lo que ellos desean en su condición de personas con derechos y, más, discriminadas por la naturaleza y por mucha gente... eso resulta misterioso. Qué a gusto se quedan los ulemas de la ética florida antes de comerse un bocata de jamón y emitir su condena. Por qué Valtronic es un rapero castigado en su libertad de expresión y los bomberos toreros son denigrantes para la humanidad. No acaba uno de entenderlo.

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