La verdad es que da pena, mucha pena, señor Presidente, la falta de crédito que, desde la Oposición y sus socios, da a su argumentario.

Con lo que usted trabaja, con los esfuerzos inmensos que hace a bordo de helicópteros o del Falcon para ganar "prestigio" internacional. Además, del sacrificio de sobre ponerse a dos años de "insomnio", sustituido ahora por una Ley Trans, insólita y en retroceso en Suecia, pioneras, pioneros o pioneres de la misma.

Cómo no le reconocen el paseíllo que Biden se inventó en Bruselas para salir junto a usted en la foto - paradigma de la solvencia diplomática gubernamental - y mientras, en el Congreso, se dedican a intentar darle lecciones de historia, ¡qué flojito el señor Casado! O el aire "chulesco" desde los escaños de ERC, le conocen cada vez mejor pero no terminan de valorarle sus méritos, cuando le "piden tiempo", a usted, figura juvenil del baloncesto.

Increíble que no le tengan en cuenta su sacrificio dialéctico y gubernamental cuando afirma con toda solemnidad institucional: "No habrá referéndum de autodeterminación…" como si no estuviera claro que cuando usted dice no, es no, que le pregunten a Rajoy. Qué poco rigor con lo que después nos ha demostrado a todos en los últimos tres años, como si no tuviera demostrado que estos tiempos de lenguaje inclusivo, - la fórmula de Igualdad no es novedosa y existe hace años - que usted aparte de eufemismos, contradicciones… tiene su propio lenguaje, adaptado a las distintas coyunturas, con lo que una palabra puede tener el contorsionismo necesario para significar al mismo tiempo lo suyo y lo contrario. El problema es la torpeza de los adversarios políticos y muchos "ciudadanos, ciudadanas y ciudadanes", - soy un torpe debería haber escrito, "ciudadanía", no son capaces de discernir entre el valor de su lenguaje y la profundidad de sus pensamientos e ideas, en aras del mejor de los futuros en esa idílica España 2050. Desde luego, "lamento" ese requerimiento permanente de las hemerotecas para echarle en cara manifestaciones anteriores sin caer en la cuenta de la inteligencia estratégica de sus planteamientos.

Da pena, pues, pensar que todo lo expuesto pueda haber quien lo entienda como una loa porque es, precisamente, todo lo contrario, para recordarle que su rutinario sentido de la explotación de la mentira engañará a quienes se dejen. Que su objetivo es personal e intransferible, mantenerse en el Poder. Que el independentismo, no quiere por ahora, que salga de la Moncloa porque es bizcochable y, como tal, terminará deshaciendo en la liquidez de su palabra. Por eso, como español de a pie, me da pena, mucha pena que usted no sea siquiera un pragmático sino un individualista sin solución.

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