Creencias y riesgos

Es necesario saber si el Ayuntamiento tiene un plan de seguridad para muchas calles durante la Semana Santa

Es prácticamente imposible que haya actividad humana en la que la Psicología no tenga parcela para investigar y analizar. Una es la religión. En este campo, uno de sus objetivos ha sido tratar de verificar la efectividad del rezo dirigido a una meta concreta. Al respecto, se ha hecho lo siguiente: se han tomado dos muestras de pacientes equiparables en enfermedades y gravedades y, a continuación, se ha rezado para uno de los grupos, para que se curaran, pero no para el otro. Los resultados han evidenciado que el rezo no influía en la evolución del problema o en su cura. Nada de estas cuestiones, por supuesto, afecta al que quiera creer en lo que le apetezca. Prueba de ello se ve en la Semana Santa que, aparte de aspectos culturales, antropológicos, etcétera, ofrece ejemplos de creencias religiosas arraigadas que consiguen que pueblos y ciudades alteren su funcionamiento y se impongan criterios para todos, se quiera o no participar en ella. Algunas de sus consecuencias son bien evidentes, como el corte de calles y la limitación o imposibilidad de circular libremente personas y vehículos, así como las grandes concentraciones en muchos lugares. Sin embargo, se olvidan los riesgos que se corren en estos días. Anteayer por ejemplo, una pequeña de 5 años se resbaló y se hizo una herida en la cabeza por la que tuvieron que ponerle varios puntos. No obstante, sus padres, cargados de angustia, tardaron mucho en llegar a urgencias por todos los obstáculos que se encontraron. Pero pueden darse más situaciones en un buen número de calles y horas. ¿Qué pasaría si una mujer tiene problemas de parto? ¿Si hay un incendio? ¿Si a alguien le sobreviene una isquemia que provoque un infarto de miocardio grave? O ¿y si una persona mayor se cae en su casa y requiere sin dilación atención médica? Me temo que habría que aplicar eso de que a quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga; esto es, que se fastidien, con riesgo de muerte, de invalidez… Por todo ello, cabe preguntar con contundencia si el Ayuntamiento tiene un plan de seguridad para las zonas afectadas por la Semana Santa. Y si lo tuviera, que lo dudo, ¿quién lo conoce y cómo es? ¿qué tienen que hacer los ciudadanos para recurrir a él para que la ayuda sea rápida y efectiva? Seamos claros, ante determinados acontecimientos quien quiera rezar que rece pero lo mejor es que la ambulancia o los bomberos ejecuten bien su función y que los servicios pertinentes sean ofrecidos inmediatamente a quienes lo necesiten.

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