TRAS lo de Bilbao, con nueve raquíticos puntos, era difícil ver si el equipo jugaba a algo identificable. En siete partidos - con la Copa del Rey en Xerez -, ¿qué ha cambiado desde allá? Pues los resultados, la suerte, los hombres, la afición, el trabajo...hasta los árbitros que -salvo detalles- lo mismo dieron que quitaron, y ya es bastante. Cambiaron los resultados, única medicina conocida que cura las crisis en el fútbol. A similar juego, según el marcador, la corriente de opinión varía, y encima el equipo crece en los entrenamientos y autoestima grupal e individual. Luego, la suerte. Antes, el rival castigaba con saña siquiera un par de errores albiazules.

El golazo de Carlos Martins a Osasuna revirtió la tendencia del juego en ambas áreas. Y goles son puntos. Desde ese día - ojo - la afición cerró la 'comparativa Marcelino' (ganar y haciendo un juego bonito). Ahora cambió el 'chip': cree en ganar, sí, pero con otros recursos. Cambiaron los hombres. Tres de la defensa que inició la Liga, y desde ahí se armó el equipo. Gran Iago Bouzón, sereno Poli, sencillo Pampa, valiente Carlos Martins, volvió Vázquez, golea Camuñas, entra Barber, hay portero...

Y cambió el trabajo. Lo dijo Sorrentino el domingo: "La suerte no es casual. Llega cuando vas al máximo, y hace un tiempo venimos trabajando bien. Entre líneas leo - así se niegue - que Muñoz y los jugadores -juntos y por separado- algo hubieron de cambiar para encontrar este perfil de equipo, un once base, una química de grupo y una concentración que no decayera al primer revés. Se juega a algo identificable, se compite y aún se es mejorable en ataque.

Reparta cada cual los porcentajes de los factores antes descritos. Pero ésto es largo, con doce equipos en un puño de cuatro puntos. La autocomplacencia o una racha de cero de seis como aquella, casi serían ya fatales para la suerte final del cualquier equipo.

En fin, buen y deportivo 2008 a todos. Cordialmente.