Desde que en 1264 el Papa Urbano IV instituyó la festividad del Corpus, en fiesta movible para la Iglesia Católica, la tradición y devoción del pueblo encumbró este día como uno de los más grandes en el calendario litúrgico. El Cuerpo y la Sangre de Cristo reciben hoy su más bello y más sentido homenaje de amor y entrega por parte de todos los creyentes. Tal es la magnitud de esta fecha que en su esplendor siempre se le atribuía que este día reluciera más que sol, como símbolo de la plenitud devocional ante la presencia de un Dios vivo y presente entre nosotros.

La fiesta del Corpus, siempre celebrada en jueves, varió en la década de los ochenta del pasado siglo al domingo siguiente a este día de la semana. No obstante, son muchos los lugares de nuestra nación que por fuerte arraigue tradicional continúan manteniendo la celebración en su día de antaño, es decir, en jueves.

En Andalucía tenemos lugares donde la celebración y procesión del Corpus guardan un esplendor, grandeza y riqueza artística maravilloso. Las Custodias de Sevilla, de Granada o de Cádiz son impresionante y el acompañamiento del pueblo con ellas impresiona en su belleza y devoción. Siempre guardaré el recuerdo de haber presenciado la tradicional procesión del Corpus en la ciudad de Toledo. Catedral impresionante, la Custodia, todo un lujo de arte único en el mundo, el cortejo procesional perfecto y lleno de representaciones que avalan el sentido oficial del acontecimiento y el peso de unos años donde Toledo fue eje principal de esta gran día de nuestra religión católica.

En Huelva, la festividad del Corpus siempre gozó de un espíritu religioso sencillo pero muy participativo por parte de los onubenses. Para los que somos mayores, la estampa de la procesión desde la iglesia de San Pedro recorriendo la calles de la ciudad sobre alfombras de juncias, con la participación de todas las parroquias, de los colegios, de las autoridades, del Ejército, representado por el Regimiento de Granada 34, nuestras hermandades y asociaciones... formaba un espectáculo de fe popular llena de belleza. Luego, el cambio de los tiempos, la creación de la Diócesis con el templo de La Merced convertido en Catedral, la presencia de los obispos, la Hermandades Sacramentales y ese núcleo de devotos que siempre acompañan y arropan el sentido de fe de un día único para expresar un sentimiento que inunda nuestra alma.

En el eco de nuestra vida religiosa seguirá sonando la letra de aquel Himno creado para un Congreso Eucarístico Internacional por un inolvidable poeta y amigo que decía; "Cantemos al amor de los amores. Cantemos al Señor. Dios está aquí. Y nunca mejor que en este día, uno de esos jueves del año que relucen más que el sol, para demostrar tras la resurrección de Jesús y su Ascensión, su presencia eterna entre nosotros los creyentes". El Domingo próximo todos los templos de la Diócesis se llenarán de alegría en la celebración del Día del Corpus. Felicidad para todos.

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