Julio tiene dos banderas de devoción auténticamente españolas. Una la que entre brisas marineras nos trae el fervor y la devoción a la Patrona de los hombres de la mar, la otra la que en las postrimerías del mes nos recuerda, aunque ahora en un tono menor que antes, la festividad del Patrón de España.

La provincia de Huelva es esencia, presencia y devoción auténticamente mariana, y en las fechas del estío su mirada se eleva sobre las olas para hacer de ellas un altar de amor sincero a la Virgen del Carmen.

Desde niños hemos sentido en nuestro corazón esa llamada a la Reina de los Mares que cada día 16 de julio nos bendice con emociones que son reflejo de nuestro sentir onubense.

Es esta una fecha en que la Armada Española ofrenda su devoción a la que paseará por las aguas del Odiel, como testimonio de amor a una Virgen que es puro sentimiento de cariño para todos. Siempre, la Comandancia Naval de Huelva protagonizó el homenaje onubense a la devoción carmelitana con la imagen de Nuestra Señora del Carmen que un día le ofreciera la Real Sociedad Colombina.

Igualmente hizo tradición en nuestra ciudad la antigua procesión, que desde la parroquia de la Concepción trasladaba la venerada imagen custodiada en aquel templo hasta el muelle de Levante, donde se bendecían las aguas de nuestra ría y se elevaban oraciones por todos los fallecidos en la mar.

Este año, la nueva Hermandad de la Virgen del Carmen también se une a la celebración, potenciando así este sentido español y religioso en esta fecha tradicional.

Toda la costa es amor, lleno de flores y oraciones, de salves marineras que se irán desgranando desde Huelva a Punta Umbría, Lepe, Isla Cristina… y tantos otros puertos de nuestro litoral que izan la más auténtica bandera de un espíritu, que el pueblo lleva incardinado en su alma como auténtico mensaje a la Madre de Dios en su advocación del Carmelo.

Siempre recordaré aquel día de mayo en que, en tierras de Israel, junto al puerto de Haifa, en el santuario del Monte Carmelo, tomaba el escapulario de la Virgen para ponerlo sobre las manos de la imagen que la Sociedad Colombina donó a la Armada Española en su altar de la Comandancia Naval de nuestra capital.

¡Salve Madre del Carmen, que sigue siendo la proa marinera de nuestro corazón onubense!

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