La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Confianza ciega

Sólo un apriorismo ideológico tan poderoso como para ignorar la realidad hace confiar en uno u otro partido

Primera Cabalgata de Reyes suspendida, la histórica de Higuera de la Sierra. La noticia llega tras la suspensión del Carnaval de Cádiz. Enero, febrero y marzo 2021 no pintan bien. El 28 de marzo será Domingo de Ramos y hay pesimismo sobre la Semana Santa tal y como en Sevilla muchos la vivimos (o intentamos vivirla, que lo de corona-virus parece invitar al chiste fácil del priostivirus, costalvirus, bandavirus, empresavirus, communityvirus…). Hay incertidumbre sobre estas fiestas que además de cultura, historia y emociones significan ingresos vía turismo y hostelería, y sobre otras muchas, empezando por la educación en la inminente vuelta al cole y la próxima a la universidad.

La incertidumbre es mala cosa en estos tiempos recios. Porque significa una falta de confianza, de seguridad o de certeza que crea inquietud. Se puede tirar para adelante al menos con una de las tres. Se puede admitir que es imposible garantizar una seguridad total. Se puede admitir que no haya una certeza -es decir un conocimiento seguro y claro- sobre el virus. Pero si además se añade la falta de confianza en quienes han de gestionar la crisis la situación se hace difícilmente soportable. Hace casi un mes se publicaba que España sufría los brotes regionales más descontrolados de Europa. Nada ha cambiado: hace una semana se publicaba que contamos con 8 de las 10 regiones con más contagios de Europa.

Las excusas o razones esgrimidas para la primera oleada ya no sirven. Los datos y la comparación con los países de nuestro entorno, no la opinión subjetiva ni la voluntad de machacar al Gobierno, evidencian que muchas cosas se están haciendo mal. Nuestro director apuntaba anteayer algunas: "Caos, falta de planificación, normas contradictorias, falta absoluta de liderazgo del Gobierno, cada comunidad autónoma haciendo la guerra por su cuenta, politización de algo que no se debe politizar...".

Siete meses llevamos así. Y lo que nos queda. Porque a la evidente falta de liderazgo y sobra de torpeza e improvisación del Gobierno se corresponde la falta de alternativas en la oposición. Lo que agrava la incertidumbre. Sólo un apriorismo ideológico tan poderoso como para ignorar la realidad hace confiar en uno u otro partido. Una confianza ciega. Mal asunto. Porque hay que aplicar a la política y los partidos lo que Chesterton dijo de la Iglesia: "Para entrar en ella hay que quitarse el sombrero, no la cabeza".

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