Hoy (por ayer) anduvimos en unas jornadas sobre Urbanismo y Sostenibilidad, convocadas presencialmente, lo cual ya es noticia en estos tiempos tan telemáticos. Muchas medidas de higiene, control y distancia, inevitables. Y muchas cuestiones interesantes aportadas desde las personas encargadas de los paneles. Se trataba de proyectar una ciudad, una concepción de espacio público, de la movilidad, del espacio rural… Comentaron, por ejemplo, eso de "la ciudad cuarto de hora", que propone una planificación de las urbes en las que todo quede a menos de 15 minutos de tu domicilio, ya sea andando o en bicicleta: mercado, escuela, farmacia, cine, trabajo… eso supondría una disminución brutal en las emisiones de CO2, pero también un aumento notable de la calidad de vida.

También se habló de los espacios verdes, la imperiosa necesidad de dotar de cobertura vegetal a nuestras ciudades, en el caso de Huelva muy unido a la defensa de espacios verdes naturales, como son los cabezos, que junto al Parque Moret nos permiten disfrutar de una generosa proporción de zona verde por habitante. Nos hablaron también del privilegio de estar entre dos ríos, de las posibilidades que ofrece eso. Más en concreto se habló del avance que la ciudad está teniendo hacia la Ría, con proyectos ambiciosos que nos acercarán al agua, ese horizonte natural y alucinante que tenemos a escasos metros.

Por momentos daban ganas de cerrar los ojos. E imaginarse esta ciudad dentro de 15 o 20 años. Imaginarnos bajando en bici por una Avenida Andalucía completamente peatonalizada, con carriles para esas opciones de movilidad no contaminante que existirán para entonces, sin coches. Dejaremos a la derecha, a la altura de Pablo Rada, el Cabezo de la Joya, plagado de senderos y niños jugando, transitable en casi su totalidad. Un poco más abajo, después de la Plaza de San Pedro, peatonal en su totalidad, podríamos visitar algunas de las excavaciones que corroboran que por esta ciudad ya se paseaban fenicios o romanos.

Y casi sin pedalear llegaríamos a la zona de la Ría, visible desde muy lejos, la antigua zona portuaria convertida ya en un amplio espacio de servicios, al otro lado las salinas, aún en funcionamiento, en el agua una variada gama de actividades posibles, en el antiguo muelle zonas verdes y mucha gente haciendo deporte o leyendo. Apenas han sido veinte minutos de trayecto en bici, desde el Campus Universitario. Ahora sólo queda aparcar la bici y sentarse a leer un rato, hasta que el sol se ponga. Y es que hay pocas puestas de sol tan hermosas. Abro los ojos. Manos a la obra.

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