La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Ciego y peligroso gregarismo

Necesidades comerciales y hosteleras aparte, ¿sólo podemos disfrutar en pelotón, rebaño o manada?

Leo que Europa ha superado las 400.000 muertes por coronavirus, tras sumarse en los últimos siete días más de 36.000 muertos, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia. Leo que dos tercios de las muertes de europeos se concentran en Reino Unido, Italia, Francia, España y Rusia.

Leo que este fin de semana Andalucía superó los 4.000 fallecimientos por coronavirus, tras sumarse en los últimos siete días 433 muertes. Y a la vez leo que la curva está cayendo en Europa, en España y en Andalucía, y que la segunda ola está remitiendo. Y a la vez leo que "la segunda ola europea superará pronto las muertes de la primera". Y a la vez leo que la remisión de la curva alienta a relajar las restricciones para que las Navidades se celebren con las mayores ventas, consumiciones y reuniones -en bares u hogares- posibles. Y a la vez leo que ayer Andalucía era una de las autonomías más afectadas por los contagios. Y a la vez leo que "ya nadie piensa en salvar la Navidad: Gobierno y autonomías buscan evitar la tercera ola". Y a la vez leo que "Juanma Moreno abre la puerta a relajar las medidas en Navidad ante la bajada de casos". Todo esto se ha podido leer en las últimas 48 horas. ¿Quién lo puede entender?

Ya sabemos que manejar e interpretar la información en estos tiempos es sumamente difícil. Pero tenemos gobiernos democráticos y por lo tanto se supone que veraces, profesionales sanitarios formados, medios de comunicación libres y responsables, por lo que cabría esperar un mayor rigor y menos contradicciones en la publicación de los datos (en España ni tan siquiera se reconoce oficialmente el número real de fallecidos) y en su interpretación.

Tengo para mí, sin más autoridad que el sentido común para pensarlo, que si la segunda ola, pese a lo duramente que sigue golpeándonos, está cediendo es gracias a la dureza y eficacia de las medidas, Y que, por lo tanto, si se relajan para favorecer al comercio, la hostelería, las reuniones familiares y -¿por qué no decirlo?- el gregarismo de quienes no parecen disfrutar más que apelotonádos o en manada, se puede perder lo conseguido y abrirle las puertas a una tercera ola que coincidiría con los meses de enero y febrero sobre cuyos peligros los expertos vienen advirtiendo. Nada se ha relajado oficialmente y ya alarman las masificaciones en las calles comerciales. Gregario: quien, junto con otros, sigue ciegamente las iniciativas ajenas.

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