Que sólo un puesto separe al Recre de donde todos desearíamos que estuviera no es para vivir como una plañidera, claro que no; tener al líder a 8 puntos (que en realidad son 9 porque, de momento, nos gana el ‘gol average’ particular) ya es otra historia. Es de cajón que ciertas cantadas caseras nos van a penalizar de lo lindo pero lo de Torremolinos, arbitrito gracioso mediante, duele aun más con el paso de las semanas.

Tengo un amigo que, cada lunes, me enumera religiosamente los que podrían ser nuestros rivales en un hipotético play-off y que afirma que ya sólo espera asegurar el segundo puesto. Yo todavía no tengo nada claro si conformarme con ese privilegiado lugar para las eliminatorias (si llegamos), si confiar en que lo que tiene que venir -porque aún tiene que venir mucho, ¿verdaaad?- le dará el empuje necesario al equipo para aspirar a todo, si soñar porque al Antequera le pase lo que a aquel Salamanca que se desinfló a lo bestia en febrero -tras un gol de Soto que cantamos allí mismo como locos, por cierto-, o si vigilar más de cerca al sexto clasificado que la Falcó al tal Onieva. Quizás tras los próximos dos partidos se aclaren las ideas. Eso sí, ojalá los que están por aterrizar se estrenen ‘a lo Chichilla’: primera bola, chilena y golazo; algo así como visitar Città di Castello, encontrarse con Monica Belucci de frente y que a ésta le dé por invitarte a un café…

Y no sé a ustedes pero me mosquea un pelín la frialdad del ambiente en el Colombino en los últimos duelos y tanto de los que más animan como de los que se arrancan cuanto estos les llevan en volandas. Sé que el frío y la lluvia (que no es ácido) no ayudan como tampoco que no estemos donde los antequeranos, pero al igual que no me canso de presumir de fidelidad y atmósfera cuando es menester, porque mira que tiene mérito eso en este pozo, echo de menos recuperar ese ‘feeling’ para poner un buen ritmo de caza al líder o para encarar el tramo decisivo de la temporada como Dios manda. Sé que no soy nadie, pero este auto-tirón de orejas quizás sea necesario para que diversos frentes (club, peñas, 20-D y demás) se lo planteen; ser diferencial en eso puede ser decisivo para volver donde debemos. Ustedes dirán.

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