Cuando De Gaulle reconoció a la China de Mao en 1964 respondió al coro de críticas que sería la primera potencia mundial del siglo XXI. Acertó. 56 años después todo indica que China liderará la emergencia asiática. Lo más trágico de estos días, qué duda cabe, son las muertes de los afectados, ajenos a la retórica de la victoria final y del todos unidos venceremos. En toda guerra vencen los supervivientes y pierden los muertos, sean del bando que sean. Pero lo más importante, lo que supondrá uno de esos gigantescos cambios históricos que se dan muy de tarde en tarde, será el seguro declive de Europa, el probable de Estados Unidos y la emergencia asiática con China al frente.

El filósofo surcoreano Byung-Chul-Han escribía ayer en El País: "Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa. En Hong Kong, Taiwán y Singapur hay muy pocos infectados… En Alemania, por el contrario, tras un período de tiempo mucho más breve hay ya 15.320 casos confirmados, y en España 19.980 (datos del 20 de marzo). También Corea del Sur ha superado ya la peor fase, lo mismo que Japón. Incluso China, el país de origen de la pandemia, la tiene ya contralada. Europa está fracasando".

China ha logrado dar la vuelta a su culpable torpeza inicial, primera causante de la propagación, presentando su triunfo sobre el virus como la demostración de su superioridad científica y de su capacidad organizativa; proyectando además buena imagen al ayudar con su experiencia a una Europa que ha fracasado estrepitosamente frente al virus. Y Estados Unidos va camino del desastre. Stop conspiranoicos: ni Estados Unidos ha infectado a China, como afirma su propaganda extraoficial, ni este es el "virus chino" del que habla Trump lanzando una sombra de sospecha sobre China. Pero qué duda cabe de que le viene bien. Que haya ganancia no significa culpa. Estados Unidos no provocó las dos guerras mundiales, pero entre una y otra emergió como primera potencia mundial frente a una Europa cuyo declive empezó hace un siglo, en 1918.

Empecé con la profecía de De Gaulle sobre China. Termino con otros dos franceses: Napoleón, a quien se atribuye la frase "cuando China despierte el mundo temblará", y el escritor y político Alain Peyrefitte, que en 1973 tomó la frase de Napoleón como título de un libro de enorme éxito sobre la emergencia China. En 1996 escribió una segunda parte que tituló China se ha despertado.