Entre túnicas

M. Carmen / Córdoba / Gómez

Chaquetas o túnicas

Si nos atenemos a su significado, el hábito nazareno se define como la forma o moda que los hermanos visten para acompañar a sus imágenes, formando cortejos armónicos y disciplinarios, que recorren las calles de la ciudad cumpliendo su penitencia, haciendo pública su fe.

El hábito nazareno, como símbolo de penitencia ausente, tiene su origen en la época antigua y medieval, apareciendo incluso en representaciones griegas y romanas. Su punto de arranque en la historia está en la autoflagelación del penitente, que se cubría con un capuz o capucha y dejaba al aire libre su torso, para irse golpeando por sus pecados. A finales del siglo XV y primera mitad del XVI empiezan a crearse las hermandades de penitencia como tal, y el hábito comienza a sufrir cambios; ya a principios del siglo XIX, con el romanticismo, aparecen las "túnicas de cola", en un ambiente romántico, que simbolizan el arrastrar las culpas y pecados, y posteriormente, aparecen las "túnicas de capas". Hoy día existen diversas formas de cubrirse, con distintos tipos de tejidos, colores diferentes, austeros espartos y diverso calzado.

El hábito nos iguala, es símbolo de nuestra pertenencia a una hermandad, con él manifestamos nuestro espíritu penitencial. La persona revestida con su túnica en señal de penitencia en las procesiones, que profesa la fe de Cristo es el nazareno, una de las figuras más importante dentro de la Semana Santa, sin él, se podría decir incluso, que no existirían los desfiles procesionales.

Si analizamos las razones por las que pertenecemos y salimos en nuestras cofradías, se podrían enumerar las de tipo religioso, por penitencia, promesa o devoción, y en un segundo plano, por tradición o afición. Sin embargo, cada vez vemos más hermanos con pantalón y chaquetas oscuros, con su medalla de la hermandad por los alrededores de los pasos, y son sobre todo niños y adolescentes lo que acompañan a los Titulares en las procesiones. Debemos pensar que la Semana Mayor desaparecerá el día que dejemos de repetir el rito de vestirnos de penitente. Participar en la estación de penitencia con nuestra túnica es nuestro derecho y deber. Ahora es el momento culminante de toda la preparación realizada previamente, nos vestiremos nuestra túnica con gran ceremonia, dejaremos nuestras chaquetas para otros momentos.

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