El Centro se muere

Los próximos jubilados le darán el peñazo a sus nietos contándole dónde estaba cada tienda donde ahora no hay nada

Lo podemos decir de manera menos dura, pero qué necesidad tenemos de engañarnos, sí, el centro se muere, para ser más exactos el concepto de que el centro de la ciudad es el corazón de la misma, donde históricamente se han ubicado los negocios, tiendas de postín que pasaban de padres a hijos donde figuraba en la puerta casa fundada en mil ochocientos y pico, el orgullo de pertenecer a generaciones de comerciantes donde desarrollaban su trabajo familias enteras, el ubicar tu negocio en el centro era un orgullo ya que significaba que sería visitado no solo por los vecinos de tu ciudad sino que era referencia para los que venían de pueblos de alrededor.

Se muere es el concepto de compra personal, en donde el asesoramiento no te lo da una pantalla, se muere el concepto de que estas comprando algo exclusivo porque así te habías sentido cuando lo comprabas y te mirabas en el espejo y te asesoraba el dependiente pero también tu madre o tu amigo que te acompañaba ya que las compras son una experiencia personal que se vive no a través de un ordenador, donde puedes tocar el producto y sales con el por la puerta más contento que un ocho con esa chupa de cuero que pensabas tan bien te quedaba y que te garantizaría la mirada de más de una.

Se han realizado campañas de todo tipo para evitar lo inevitable, hay que reconocer que se ha intentado de todo desde las asociaciones e instituciones, pero no se puede luchar contra la dictadura de internet, nos hemos dejado todos comprar por un sistema que nos terminaría pasando factura. Lejos queda aquello de la globalización cuando no sabíamos muy bien qué era pero ya pensábamos, esto no puede terminar bien. Que tire la primera piedra el que nunca compró por internet, el que no buscó precios increíblemente bajos y compró aún sabiendo que lo que estaba pagando por ese producto no se podía producir en condiciones dignas, poco nos importó con tal de pagar menos, ni que fueran cerrando negocios centenarios y abriendo multinacionales.

Lo que no tuvimos en cuenta es que cuando se inicia un movimiento no se sabe hasta donde puede llegar. Ahora anuncia el cierre Zara víctima del mismo fenómeno , pero no culpemos al covid 19, que solo lo ha acelerado, la culpa es de lo que hemos venido a llamar nuevos hábitos de compra, que básicamente consiste en vivir a través de una pantalla, tener amigos que ni siquiera sabemos si son reales, jugar on line y ligar por redes. Cambiamos la experiencia real por una copia virtual.

Que los centros de las ciudades descansen en paz, seguirán vivos en la memoria de los próximos jubilados que le darán el peñazo a sus nietos contándole dónde estaba cada tienda en dónde ahora… No hay nada.

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