Hemos llegado a la plenitud del estío. Cuando la llamada por el pueblo Virgen de Agosto hace su aparición en cultos, procesiones, fiestas, etcétera, la canícula ha llegado a su apogeo. Existe un dichito que dice que el gran momento del verano es entre dos fiestas marianas: la Virgen del Carmen y la Asunción el 15 de Agosto. A partir de ahora, comienza lentamente el descenso, dada la realidad del cambio climático, totalmente cierto, aunque el presidente de los Estados Unidos se empeñe en decir lo contrario, como en tantas otras cosas. Muchos esperamos que el tiempo se regule y que todavía septiembre sea un mes agradable en nuestras playas del sur.

Pasada las Fiestas Colombinas, termómetro de calor, siempre había notado cómo en lugares costeros amanecían los coches mojados. Ahora no lo noto. Todo indica desde hace unos años que la estación, sobre todo el verano, se va atrasando cada vez más en terminar. Cosas del tiempo.

Por el momento las playas continúan a tope, con sus bellezas y con sus incomodidades urbanas, sobre todo el tema del aparcamiento y la desidia de muchos ayuntamientos en no saber preparar sus términos de cara a una mejor posibilidad de un turismo, más próspero y organizado.

En esta mediación del mes tenemos que felicitarnos por ese concierto organizado por la Escuela del Maestro Navarro, de carácter internacional, que ha hecho saltar en nombre de Huelva por toda Europa. Un concierto impresionante con el auditorio de la Casa Colón lleno de público que ha maravillado a todos.

La labor que el director de la Sinfónica Municipal de Huelva está llevando a cabo es prodigiosa. Primero porque ha despertado totalmente en Huelva la afición y asistencia casi semanal a los conciertos de la Sinfónica y además porque reunir a medio centenar de directores de toda Europa de fama reconocida internacionalmente ha sido un logro, ya anual, que pone a Huelva en los primeros puestos musicales.

Francisco Navarro es un director excepcional, de fama reconocida, al que ya nuestra ciudad le debe mucho por sus logros en favor de la música y de Huelva.

Cuando el día 3 de agosto en La Rábida le veíamos dirigir a la Sinfónica onubense y al Orfeón en la interpretación del Himno de la Real Sociedad Colombina, Paco Navarro recibió un prolongado aplauso que era ya presagio de los que vendrían después en la organización llevada a cabo por su Escuela de Directores internacionales.

Un agosto lleno de sones musicales que ayer tuvieron remate en la belleza y devoción mariana en tantas procesiones marineras.

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