Será que la rutina diaria aburre, que se tiene excesivamente programado cada uno de los días de la semana, que añoramos las sorpresas… Sea lo que sea, suele entusiasmar el simple acto de celebrar. Y es que permite salir de la rutina, hacer algo original. Implica compartir ritos, sentirse parte de un grupo… y lo mejor es que no precisa un reconocimiento extraordinario. Puede celebrarse cualquier cosa, por simple que sea, si hace feliz a alguien: que terminan los exámenes, que te conceden una beca o que vuelve un amigo de un viaje.

A la mayoría de la sociedad, en general, le encantan las celebraciones, pero a la Organización de Naciones Unidas, llegan a apasionarle. La ONU y otros organismos disponen de variados Días de... Los hay extraños (Día de Star Wars, ayer, 4 de mayo), ambiguos (Día Internacional de las Personas de Edad, el 1 de octubre) e incluso polémicos (Día Internacional de la Niña, el 11 de octubre). Lo más positivo de ellos es que te obliga a recordar fechas que merecen ser inmortalizadas.

En este grupo de celebraciones, una de las más aclamadas corresponde al Día del Libro, que ha tenido un amplio y rico programa en Huelva y en la provincia, permitiendo, año tras año, homenajear al libro en sí por todo lo que aporta a las personas lectoras y, en concreto, en nuestra provincia, a nuestro más querido símbolo, Platero y yo. El pasado marzo se celebró el popular Día del Padre, coincidiendo con San José y hoy, concretamente, el más divulgado, el Día de la Madre, provocando ambos amplias muestras de cariño simultáneamente con las airadas denuncias por la impune y oportunista promoción del consumismo.

Hoy es el Día de la Madre y lo siento, pero no me apetece embadurnarlo de nata y almíbar (no me gusta lo excesivamente dulce). Evitaré echar mano de frases hechas. No me parece justo convertir ese regalo a la madre como una obligación de los hijos. No creo en esas muestras de cariño que se prodigan hoy, quedando tan limitadas a este día que casi no vuelven hasta el año próximo. No me conmueve la publicidad de este día porque, además de ser simple y ramplona, es engañosa…

Dicho esto, hoy, Día de la Madre, me ha emocionado la sonrisa de mi madre con su ramo de flores, me ha encantado la felicitación de mis hijas y las que éstas han recibido de sus hijos, y disfruto enormemente con esa comida familiar. Ayer maldije la envolvente publicidad de las colonias y otros artilugios etiquetados como "para la mujer"; hoy lo celebro.

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