¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Cataluña, vuelve el 'rock&roll'

"Cuando me ponen un vídeo de las cargas yo les digo: póngalo usted desde el principio, desde que empezaron a agredirnos"

Nos volveremos a poner marxistas: la historia siempre se repite, primero como tragedia, después como farsa. Es cierto que aquellos días de septiembre y octubre de 2017 tuvieron mucho de trágico; también que estos de 2018 van camino del sainete o, como mínimo, del entremés. Nos aprestamos a celebrar el primer aniversario de la gran otoñada catalana y cada uno cuenta la mili como le fue. "Fueron los mejores día de mi vida", me dijo el otro día un amigo en pleno fragor de una tertulia, recordando una furgoneta, una carretera y una torre en Portugal. Otros, lo vivimos diferente, con esa mezcla de rutina, fatiga y excitación (mucho más de lo primero que de lo tercero) con la que se sobrellevan los acontecimientos históricos en las redacciones de los periódicos. Pero hubo algunos para los que Cataluña fue y sigue siendo un lobo que muerde fuerte el corazón. El sábado nos encontramos a uno de ellos mientras tomábamos un tinto y disfrutábamos del milagro de una tarde fresca de septiembre. Es un tipo decente, un poli bueno y cabal al que la gente del barrio (la comunidad, como diría un yanqui) estima y respeta. Le preguntamos si este año le tocaba el marrón de ir a apaciguar a independentistas hiperventilados. Con cierto alivio nos dijo que por ahora no, pero que no lo descartaba en breve. Nos contó de los procesos abiertos contra los que estaban cumpliendo con su deber mientras otros mossos creían poner claveles a sus porras y lo único que hacían era echarle estiércol a la placa. "Llegábamos, explicábamos la situación a los manifestantes y pedíamos que se disolviesen. Cuando oían mi acento andaluz comenzaban los pitos y me gritaban: Charnego, hijo de puta". Nos narró con sarcasmo cómo tiene guardado el uniforme roto y escupido por la heroica acción de alguna señora ya curtida por el tiempo a la que no le ha bastado con teñirse el pelo de azul y leer poesía comprometida, sino que ha decidido ajustarle las cuentas a su aburrido pasado de mesócrata jugando a guerrillera nacionalista. "Cuando me ponen un vídeo de las cargas yo les digo: póngalo usted desde el principio, desde que empezaron a insultarnos y agredirnos. Pero de eso no tienen grabaciones". Al principio aguantaban estoicos hasta que -todo tiene una medida- "comenzaba el rock&roll". Un año después vuelven los convoyes a poner rumbo a Cataluña -esta vez, por ahora, sin los garrulos del "a por ellos"- , y vuelve de nuevo el rock&roll. Ahí lo lleva, presidente Sánchez. Suerte y victoria. Feliz aniversario.

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