Carreteras para ricos, carreteras para pobres

Que va a ser necesaria la subida de impuestos y la creación de nuevas formas de recaudación para hacer frente a la descontrolada deuda pública, es un hecho incuestionable y probablemente ineludible. Ahora bien, en este esfuerzo impositivo existen varias fórmulas para repercutir la carga entre los contribuyentes y la más injusta y poco equitativa es gravando de manera lineal el consumo.

La medida de la implantación de peajes en autopistas y autovías se hace especialmente perjudicial a las clases menos pudientes. Si la filosofía es que pague más el que más tiene, el gravar con un peaje el uso de determinadas carreteras, además de no cumplir este principio, genera una derivación de los menos pudientes hacia el uso de carreteras que no requieren pago, pero que son mucho más inseguras y con tráfico más congestionado, lo que repercute en mayores riesgos y tiempos de desplazamiento.

De esta manera, para un trabajador con un alto poder adquisitivo, el pago diario de un peaje para ir a trabajar no le supone ningún inconveniente especial en su presupuesto mensual, por lo que seguirá usando la vía de alta capacidad que le garantiza una mayor seguridad y rapidez en sus desplazamientos, sin embargo para un mileurista que tenga que desplazarse a diario, este peaje le puede suponer un elevado porcentaje de su retribución diaria y que necesita para llegar a fin de mes, de tal manera que optará por usar rutas alternativas para este mismo desplazamiento que no le suponga un coste adicional, esto es carreteras secundarias de un solo carril con mayor peligrosidad motivado por el aumento del tráfico diario generado por los usuarios de la zona, más los que han tomado la misma decisión que él, personas con bajo poder adquisitivo que necesitan desplazarse a diario.

Con estas premisas y al objeto de visualizar el agravio social, podemos decir que se estarían promoviendo con esta medida carreteras para pobres y carreteras para ricos, de tal manera que las personas con escaso poder adquisitivo tenderán a elegir circular por carreteras sin peaje, inseguras, con mayores porcentajes de siniestralidad y saturadas, reservándose para personas con mayor poder adquisitivo unas carreteras seguras, sin retenciones, con varios carriles sobre los que circular a altas velocidades y con un firme en perfecto estado, que han sido limpiadas de coches viejos de personas menos pudientes, sutilmente derivados hacia las públicas y gratuitas.

La imperiosa necesidad de buscar nuevas fuentes recaudatorias puede hacer que se pierda el norte de lo que una sociedad del bienestar debe garantizar como básico a sus administrados, especialmente teniendo en cuenta que lo prioritario no es lo mismo para Suiza y Alemania que para España, cada país debe tener en cuenta las condiciones y nivel de vida de sus ciudadanos y su situación. Por tanto, si no somos un país rico, no nos comportemos como tal, lo razonable sería eliminar primero gastos superfluos, se me ocurren algunas prebendas de cargos políticos así como algún Ministerio que son susceptibles de importantes ahorros al erario público, antes que imponer nuevos gravámenes al pueblo, eso es lo fácil.

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