La Capilla: 25 años

El Calvario aunque no sea una hermandad grande, sí que es, indudablemente, una gran hermandad

Quisiera ser capaz de expresarles con objetividad lo que ha sido la última semana desde el punto de vista afectivo y personal, sin duda sustentado en un ejercicio memorístico de mis propias vivencias del tiempo de vísperas que tanto peso sentimental tiene para el mundo cofrade y, en consecuencia, para mí.

Y es que en estos días pasados, se cumplieron veinticinco años del traslado de la Hermandad del Calvario y la correspondiente bendición, a su Capilla y que culminó aquel fin de semana con el Pregón de Hermandad que, por cierto, pronunció mi hermano Eduardo.

Fueron días intensos, emotivos, brillantes y que expresaron la mayoría de edad de una hermandad y cofradía, acogida, mimada, devocionalmente arraigada y querida por el barrio de Las Colonias pero como propia ley de vida -se cumplían 21 años del origen- aún con el debido dolor y con el agradecimiento instalado en el corazón de los buenos calvaristas, el hijo buscaba su independencia con una casa propia.

Así lo entendió el padre espiritual, el reverendo don Manuel López Vega que siguió presidiendo la cofradía de los Lunes Santos cuando ya la emancipación fue un hecho.

Hubo momentos de intensa emoción como la despedida en la puerta de la casa de Celestina -"la vecina"- verdadera custodia del almacén sito en la calvarista calle Pérez Galdós. La entrañable recepción en la nueva feligresía de la Concepción y la apoteósica llegada al nuevo templo, resultaron momentos inolvidables y configuraron un punto de partida para una nueva etapa que ha evolucionado hacia una madurez indiscutible, reforzada con una cultura del compromiso, el esfuerzo y la responsabilidad que, a pesar del paso del tiempo, se ha ido agrandando. Naturalmente, ha habido alguna sombra, sin embargo, de ello se aprendió para seguir creciendo como resulta notorio. Muchos se preguntan, ¿cómo tanto en tan corto tiempo? Ya lo he dicho, trabajo, compromiso, cohesión y coherencia en las decisiones con la convicción y conocimiento de lo que es y quiere ser la hermandad. Por ello, tal vez, el Calvario aunque no sea una hermandad grande, sí que es, indudablemente, una gran hermandad y cofradía.

P.D.: Para mal pensados. Mi orgullo de hoy, es servir mi origen cofrade en Pasión, sin renuncias de mi cultura calvarista.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios