Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Cagarrutas de primera categoría

Teclea en el ordenador y la vanidad se le hincha igual que la panza al ver que aumentan las visitas a su página web

Una reciente noche de insomnio tampoco vino tan mal. Fue fructífera. La dediqué a revisar viejos capítulos de Los Simpson. Al tuntún. Y en uno de esos placeres amargos que de vez en cuando dispensa la vida di con el sexto episodio de la temporada 12, titulado El ordenador que acabó con Homer. En él, Homer crea su propia página web, y convertido en el misterioso y enfebrecido internauta Míster X siente la llamada del periodismo y se dedica a revelar secretos de su ciudad, Springfield. Entre la chamba del suertudo y la obsesión reporteril consigue sacar a la luz casos de corrupción política, de impericia policial, de fraude alimentario y hasta de conspiración terrorista. Siente ese cosquilleo tan especial en la yema de los dedos cada vez que teclea en el ordenador y la vanidad se le hincha igual que la panza al ver cómo aumentan las visitas a su página web. "Estoy cambiando el mundo", clama al comprobar que gracias a las informaciones de Míster X unos operarios municipales reparan el bache de su calle que él había denunciado en internet. El éxito le llega con la concesión del Premio Pulitzer, que no puede entregársele porque nadie conoce a Míster X. De manera que la dotación económica del galardón irá a parar a un centro para niños huérfanos muy necesitados. ¿Cómo? De eso nada. Hasta ahí podía llegar Homer, que se lanza a revelar la identidad del internauta justiciero para trincar la pasta. Así que todo Springfield sabe ya quién está detrás de las informaciones que han aireado la inmundicia local. Y a partir de ahí, cada vez que Homer aparece libreta y bolígrafo en mano para tomar notas con las que dar de comer a su web de periodismo ciudadano, sólo obtiene rechazo y silencio. La gráfica de las visitas a su web entra en barrena, ya no hay pinchazos, nadie quiere saber qué se cuenta en una página digital que de exitosa ha caído en un olvido calamitoso. Es entonces cuando ese cenutrio que por lo habitual es Homer Simpson tiene una de sus ideas: si nadie le surte de información él la inventará. Empieza a chismear y a contar sandeces y embustes. Y su página recobra el pulso. Recupera el buen ritmo de visitas, que vuelven a crecer. Y un día que alguien le cuenta un hecho real, con datos fidedignos de primera mano, él responde ufano: "Las noticias de verdad son estupendas, pero recibo mil visitas a la hora con cagarrutas de primera categoría".

Este episodio es del año 2000.

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