La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Cachitos de coronavirus (I)

El Gobierno llega con un plan adecuado y la oposición actúa con más lealtad que los aliados de Pedro Sánchez

1lo peor está por llegar. Pronto rebasaremos los veinte mil infectados por el coronavirus y ya hemos atravesado la barrera tremendamente simbólica de los mil muertos. A la zaga de Italia, que ya ha superado a China en letalidad. "Lo más duro está por llegar", ha admitido Pedro Sánchez. Yo, esta vez, le creo. Hay una razón: en esta pandemia los síntomas aparecen cuando la persona lleva varios días infectada y transmitiendo el virus sin percatarse de que lo hace.

2. Más vale pasarse que no llegar. Ante este tipo de crisis dramáticas las autoridades tienden siempre a graduar las respuestas evitando las medidas drásticas para no crear alarma en la población. Inculcan una sensación de seguridad a veces contraproducente. Como ahora. No quieren chanzas a su costa, como en la gripe de 2009, cuando se pasaron de precavidas y almacenaron vacunas y fármacos para nada. Pero en materia de salud pública es mejor el exceso que el defecto. Las manifestaciones del 8-M ya entran en otra categoría, la de irresponsables.

3. El Gobierno tiene un plan. Llegó tarde el Gobierno, pero llegó con una declaración del estado de alarma bien implementada y desplegada, a la altura de las circunstancias, y un plan económico que, a pesar de algunas lagunas, parece adecuado para aliviar a las víctimas más vulnerables de esta crisis y evitar el derrumbe de la economía nacional. Para que el daño sea coyuntural, no nos hundamos en la depresión y nos levantemos a medio plazo.

4. Política a la altura. En general los partidos políticos y sus líderes han afrontado la emergencia nacional con altura de miras, es decir, aparcando o suavizando las críticas y cerrando filas con el Gobierno. También los gobiernos de las comunidades autónomas se han comportado con lealtad, más allá de algunos episodios de tensión propios de la gravedad de la situación y de la inevitable centralización de las decisiones. Paradoja: la oposición de centro y derecha ha sido más comprensiva y menos partidista que los aliados de Pedro Sánchez... dentro y fuera del Gobierno. A Pablo Iglesias no le importó retrasar la aprobación del plan económico ni distraer a la gente con una cacerolada extemporánea contra aquél ante quien prometió cumplir y hacer cumplir la Constitución; a los independentistas rudos y a los educados tampoco les disgustó marcar distancias y esconderse del esfuerzo nacional. Como el escorpión, no pueden evitarlo.

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